lunes, 7 de mayo de 2012

Excluidos y maltratados, miles de poblanos en los festejos del 150 aniversario


Por : Martín Hernández Alcántara
2012-05-07
Cuando el fastuoso acto empezó, los miles de agraciados que contaban con un boleto para ver un festival de estrellas de la música popular latina y un espectáculo multimedia sin precedentes, alegórico a la historia de Puebla, se unieron en una rechifla, pero no se trataba de la silbatina habitual que celebra la algarabía que produce el inicio de un concierto masivo, sino una sinfonía de mentadas de madre que retumbó por todo el estadio Cuauhtémoc.
No era para menos: el boleto que el gobierno del estado les había obsequiado para formar parte de la élite de los festejos del 150 aniversario de la Batalla del 5 de Mayo, decía que el acto principiaría a las 17 horas. Muchos, precavidos, arribaron desde las 3 de la tarde, después de haber atestiguado el desfile cívico–militar, al que también tuvieron acceso pocos poblanos.
Sin embargo, las puertas del estadio se abrieron hasta las 8 de la noche y, para ese momento, a la molestia de las cinco horas de espera había que añadir la ira que causó haber quedado como sopa por la fuerte lluvia con granizo que había caído en esa zona de la ciudad de Puebla.
Con todo, la mayor parte de la gente trató de recuperar el ánimo, principalmente aquellos que contaban con pases para la zona VIP, pues esperaban ver a sus estrellas en carne y hueso a una distancia que casi permitiera el contacto físico.
Poco les duró el gusto. Cuando las luces se apagaron y pensaban que al fin iban a disfrutar del elenco prometido: Pepe Aguilar, María José, Espinosa Paz, Chayanne y Marc Anthony aparecieron, pero proyectados en pantallas gigantes, porque la verdadera fiesta se estaba desarrollando en otra parte: en Los Fuertes de Loreto y Guadalupe, donde se encontraba la verdadera élite, los que gobiernan, los preferidos de Rafael Moreno Valle Rosas y su principal invitado, Felipe de Jesús Calderón Hinojosa.
Ni un solo cohete ni centella se asomó por la parte de firmamento que cubría al Cuauhtémoc: los soberbios fuegos artificiales que sirvieron para el festejo se detonaron sólo para deleite directo de la crema y nata del poder, pues los del estadio Cuauhtémoc los vieron por las pantallas gigantes y el resto de los interesados por el sistema de televisión estatal.
Lo mismo sucedió con los bailes y escenificaciones alegóricas de la fundación de Puebla, sus leyendas y diversos hechos históricos.
La gente dentro del Cuauhtémoc montó en cólera. De las mentadas de madre pasaron a intentar abandonar el estadio, pero se enfrentaron al criterio acostumbrado del personal de seguridad contratado, que les impedía salir o cambiar de sitio: “no se puede, se van hasta que termine el espectáculo”, les ordenaron.
Hubo muchos connatos de bronca y en algunas zonas del estadio de plano se llegó al intercambio de golpes. Por un momento parecía que uno no estaba en el máximo acto espectacular del gobierno de Rafael Moreno Valle, sino en una aguerrida tocada de punk en un barrio bravo como Xonaca.
Empezó a llover nuevamente: muchas familias corrieron a buscar refugio en las letrinas ambulantes que el gobierno del estado rentó a la empresa Sanirent.
“¡Esto me recuerda a esa película que se llama La Lista de Shindler, cuando los judíos se metían a las fosas sépticas para salvar sus vidas!”, exclamó, exagerando, una mujer que estaba furiosa, pero que no se movió de su asiento en la zona VIP –del estadio, claro está–, mientras alternaba vistazos a las pantallas que enfocaban a los poderosos disfrutando el acto en vivo y a todo color, y al resto de los mortales, guareciéndose de la precipitación pluvial dentro de los baños portátiles.
El desgarriate hizo que muchos se perdieran la interpretación del Himno Nacional a cargo de Pepe Aguilar, quien tal vez no quiso probar los tragos amargos que han tenido otros colegas de su talla y para asegurarse de no equivocarse, uso un teleprompter para leer las estrofas de Francisco González Bocanegra que todo mexicano debe saberse de memoria.
El estadio se fue vaciando vertiginosamente. En las redes sociales se gestó y difundió un chiste que no alcanzó el grado de Trending Topic, pero que sí fue muy socorrido: “Rafael Moreno Valle ya superó a Josefina Vázquez Mota, pues no vino al estadio y ya logró que más de la mitad se fuera”.
Al filo de las 23:40, la estrella más esperada, Marc Anthony, apareció en escena, bueno, en pantalla si se estaba en el Cuauhtémoc, pero para ese momento quedaba menos de la mitad de los asistentes en el recinto. Interpretó tres canciones y terminó su show –en Los Fuertes, para la verdadera gente VIP–; minutos antes una voz en el estadio avisó que el cantante neoyorkino iría, ahora sí, a cantar a los miles que lo esperaron durante siete horas.
A la medianoche, Anthony apareció en el Cuauhtémoc y sus más fieles fans se deleitaron con él hasta las 2:30 del 6 de mayo. Pero no olvidaron la afrenta.

Los panistas, excluidos

Pero el descontento y la desorganización sucedida en la noche, tuvo su preámbulo por la mañana, en el desfile cívico–militar.
La queja fue la misma: se trató de un acto que parecía diseñado sólo para unos cuantos y del cual la gente, el pueblo, quedó marginado.
No sólo el pueblo, también algunos integrantes de la élite política y de la farándula nacional, como la tapatía Ximena Navarrete –Miss Universo 2010 y quien fue escogida, a pesar de no ser poblana, como figura emblemática de los festejos por el 150 aniversario de la batalla de 1862– no pudieron disfrutar del desfile.
El camión que llevaría a la modelo, al senador y ex gobernador de Puebla Melquiades Morales Flores, a su esposa, Socorro Alfaro, entre otros invitados no pudo llegar porque elementos del Estado Mayor presidencial se lo impidieron, debido a que la marcha ya había comenzado.
Quien también se quedó con las ganas de ver el desfile fue el presidente del Comité Directivo Estatal del Partido Acción Nacional (PAN), Juan Carlos Mondragón Quintana, quien escribió en su cuenta personal deTwitter: “Pues yo tampoco pude entrar al desfile del #5deMayo”. La contestación le vino de su homólogo, pero a nivel municipal en la capital angelopolitana, Gerardo Maldonado, quien escribió en la misma red: “@jcmondragón  #5deMayo ya somos muchísimos”.
Los dirigentes, representantes del panismo más tradicional, no pudieron ni ver la parada cívica, pero sus candidatos al Senado de la República, Javier Lozano Alarcón y Augusta Valentina Díaz de Rivera Hernández, estuvieron en asientos de envidia. Tal vez porque el primero es uno de los favoritos de Felipe Calderón Hinojosa y del mandatario estatal, mientras que la segunda es gran amiga de la candidata presidencial panista, Josefina Vázquez Mota.
Otra que tuvo lugar de privilegio fue la postulante a diputada del Partido Nueva Alianza (Panal), Leticia Jasso Valencia, actual suplente de Rafael Moreno Valle en el Senado de la República y quien es una de las poblanas más cercanas a la madrina política de éste: Elba Esther Gordillo Morales.
Quien también pudo observar con toda comodidad el desfile desde el estrado fue el delegado presidente del Comité Directivo Estatal del opositor Partido Revolucionario Institucional (PRI), Fernando Morales Martínez, quien escribió en su perfil de Facebook: “Fabuloso el desfile y en general los festejos por el 150 aniversario de la Batalla del 5 de Mayo: ¡Somos orgullosamente poblanos!”.
Morales Martínez, quien en esta campaña ha tenido una actividad muy intensa en las redes sociales, expresó en su cuenta de Twitter: “ya estoy en el desfile conmemorativo del 150 aniversario de la Batalla del 5 de Mayo. ¡Orgulloso y feliz como todos los poblanos!”. Más tarde, cuando la parada cívico–militar culminó, el líder tricolor tuiteó: “mi reconocimiento al Ejército mexicano, gran participación en el desfile del 5 de Mayo”.
Ayer el Comité Directivo Estatal de Acción Nacional emitió un boletín que se tituló: “Josefina Vázquez Mota presente en el 150 aniversario de la Batalla del 5 de Mayo” (sic).
Pero la cabeza del comunicado oficial era una mentira, porque la candidata presidencial de la derecha no estuvo en los festejos, sino que los líderes del partido en el poder en Puebla y México, los panistas Mondragón y  Maldonado, asumieron, tras el desaire y probablemente como desquite, la posición de opositores y se pusieron a repartir propaganda entre los asistentes al desfile.
“En el día del 150 aniversario de la Batalla de Puebla, los militantes panistas salieron a las calles a realizar un volanteo y entrega de artículos promocionales para difundir la propuesta de la candidata a la presidencia de la República, Josefina Vázquez.
“Desde muy temprano, los panistas se dieron cita en la diagonal Defensores de la República de la ciudad de Puebla, lugar de acceso a las festividades del 5 de Mayo, donde con agrado se pudo observar como la mayoría de la gente que caminaba por este lugar se acercaba para pedir propagada de la que es, según palabras de ellos mismos, ‘su candidata’, (sic).
“Al respecto, Juan Carlos Mondragón Quintana, presidente del  Comité Directivo Estatal del PAN en Puebla, comentó: ‘se puede percibir a simple vista la simpatía que Josefina Vázquez Mota tiene entre los poblanos, por eso es que para nosotros la mejor encuesta es lo que la gente nos dice en la calle, que pide que tengamos como presidente a una mujer diferente, que sí tenga palabra para cumplir los compromisos adquiridos”.

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