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Acostumbrado al servilismo legislativo, el Señor de los Cerros hizo tremenda rabieta cuando se enteró que 15 de los 41 diputados locales no se sumaron a su proyecto cultural de aprobar la construcción del engendro llamado Museo Internacional Barroco.
En represalia a la “rebelión” legislativa, desde la Casona de Los Fuertes salió la orden de congelar el “Bono de Gestión” que desde hace dos años paga la Secretaría de Finanzas a los obedientes levantadedos.
De esta forma, por el hecho de no avalar el Museo Internacional Barroco bajo el esquema de Erogaciones Plurianuales dentro de los Proyectos para la Prestación de Servicios (PPS) —que no son otra cosa más que deuda disfrazada—, se ordenó dejar a 15 diputados sin el llamado “Bono de Gestión” correspondiente al mes de marzo.
Esta información la pude confirmar con algunos diputados, quienes me confiaron que este “castigo” fue por no haber votado de acuerdo a la línea proveniente de Los Cerros, la cual exigía apoyar un proyecto que se ha demostrado que no existe y en el que existen elementos que demuestran las irregularidades de la Secretaría de Administración violando flagrantemente la Ley de Presupuesto.
En el colmo del cinismo, se les dijo a los coordinadores legislativos que de ese voto dependía la entrega del bono.
Era tanta la prisa para que se aprobara el proyecto, que hasta tuvo que convocarse a una sesión pública extraordinaria donde la votación no fue lo contundente que se esperaba en Casa Puebla, pues ésta se aprobó con 24 votos a favor, 14 abstenciones y uno en contra.
Por si quedaba alguna duda del castigo, quienes no han recibido el bono son 13 diputados del PRI, además de Jesús Morales Manzo del Verde —ellos por abstenerse— y Zeferino Martínez del PT, por votar en contra.
En sentido contrario, quienes recibieron su premio a la obediencia y en agradecimiento por los servicios prestados, fueron los diputados del PAN, Nueva Alianza, Movimiento Ciudadano y del PRD.
Puntualmente, a estos diputados les llegó su cheque de cien mil pesotes para que hagan la “gestión social”.
Así las cosas, queda demostrado que el Poder Legislativo opera como una dependencia más del Ejecutivo, cuando debiera existir un presupuesto totalmente autónomo para la operación del Congreso del estado.
Sin embargo, en los hechos, el hombre de la chequera se convierte en el verdadero y único legislador del estado borrando a billetazos la división de los poderes.
Lamentablemente, la valentía de los diputados tricolores apareció hasta que recuperaron el poder federal.
Ojalá que les dure su condición opositora y no terminen doblados ante las tentaciones del espléndido “Bono de Gestión”.
Veremos y diremos.
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