Tlaola, Pue.- Desde muy temprano los militantes del Movimiento Antorchista llegaron desde sus comunidades a la cabecera municipal de Tlaola para demandar respeto a sus usos y costumbres, a la ley y a la expresión de su voluntad para darse el gobierno que ellos elijan, derechos que les fueron violados en la pasada jornada electoral del 1 de Mayo donde hubo toda clase de irregularidades.
Por: LETICIA ANIMAS VARGAS
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Pero, mientras en Tlaola se ha incrementado la inseguridad y el número de ilícitos contra sus habitantes, los granaderos y otros elementos de la Policía Estatal son usados para resguardar la Presidencia Municipal en respuesta a la manifestación realizada por varios cientos de ciudadanos inconformes con la elección de autoridades en las juntas auxiliares.
Caminan por las calles quienes se definieron como: “quienes no aceptaron vender su voto por 500 pesos o por un bulto de cemento, o un tubo de PVC, porque al hacerlo no sólo vendían su voluntad, sino su dignidad” y se oponen a que el Concejo Municipal, encabezado por el panista Rubén Torres Bobadilla, “con la ayuda de alguien muy poderoso en el gobierno del estado”, les imponga a las autoridades de sus pueblos.
Hoy, bajo un sol inclemente, marcharon con la intensión de que Torres Bobadilla diera respuesta a sus demandas, pero para variar, el presidente del Concejo no estaba en el Palacio Municipal o, si se encontraba, se escondió tras los escudos y toletes de por lo menos cuatro decenas de granaderos que los blandían amenazantes en el portal del edificio, al que algunos, todavía le dicen la casa del pueblo.
A la cabeza de la manifestación iban los miembros de la dirigencia regional antorchista, como Aristóteles Campos, Miguel Romero y Juvencio Bandala, y el candidato a presidente municipal Darío Flores, quienes una vez más denunciaron el “cochinero” que el Concejo Municipal y los panistas hicieron en los plebiscitos de las comunidades.
“Hubo acarreo de gente hasta de otros municipios, compra de voto, coacción, amenazas, y el evidente y claro uso de las policías Municipal y Estatal durante los comicios, los uniformados lo mismo servían para intimidar a los votantes que para acarrear y repartir los recursos provenientes de los programas de gobierno para la compra del sufragio”, dijeron.
A la policía la han usado para todo, menos para el fin que fue creada: en Tlaola se vive una situación de caos provocada por el incremento de la violencia, la inseguridad y la ingobernabilidad; desde el pasado 15 de febrero hasta esta fecha se han producido varios hechos delictuosos graves ante la total indiferencia de las autoridades, refirieron.
“No hay gobernabilidad, no hay seguridad y no se ve por dónde puedan enderezar las cosas. La violencia está desatada y es producto de las malas decisiones que ha tomado el gobierno del estado encabezado por Rafael Moreno Valle al imponer a un panista al frente de la autoridad municipal y ahora al tratar de imponer autoridades en las comunidades echando mano de todos los recursos a su alcance”, dijo el líder antorchista Aristóteles Campos Flores.
“Tal parece que hay una decisión de Estado para desaparecernos políticamente, para aniquilarnos; y la situación en Tlaola ya es bastante grave pues el clima se ha enrarecido aún más con la serie de amenazas de muerte que han recibido varios de nuestros compañeros”, añadió.
Campos Flores reiteró que su organización tiene voluntad política para lograr acuerdos y destrabar este conflicto, pero se requiere que los convenios se respeten y se cumplan, y anunció que no renunciarán a su derecho de manifestarse para defender sus derechos.
El dirigente regional invitó a todos los manifestantes a cerrar filas, pues “ni todo el dinero del erario es suficiente para derrotar a Antorcha, ya vimos que sólo con maniobras e intimidaciones, comprando votos y entregando despensas, los panistas pudieron ganar en algunas juntas auxiliares”.
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