Humberto Montes de Oca
Después de dos años de resistencia hemos sabido convertir nuestro coraje en hazaña. Algunos pensaron que no podríamos levantarnos, que era más fácil salir corriendo por la puerta de la liquidación que lograr ponerse de pie para pelear cara a cara con nuestros enemigos. Otros nos acusaron de no entregar el movimiento al cuchillo de las bayonetas y de evitar el martirio de una derrota histórica.
En el camino, hemos sufrido la perdida de compañeros en resistencia, de verdaderos “guerreros de la luz”. Mujeres y hombres que nunca se rindieron y menos dejarán de luchar donde quieran que estén, ahora mismo estarán también en la plaza, alzando el puño y la bandera del Sindicato Mexicano de Electricistas. En homenaje a estas y estos soldados de la patria habrá que colocar en su memoria “un laurel de victoria”.
Una victoria que se acerca irreversible, irremediable, irrefutable y radiante como el aliento de nuestra propia esperanza. También están en la plaza nuestros compañeros preso políticos. Aquellos que no dudaron en ofrecer su libertad por nuestra causa, los mismos que tienen meses en las cárceles de la burguesía contando los días del último plazo para regresar a ocupar las calles, pero que ahora mismo nos acompañan.
Algo que se acerca y es palpable, algo que delata nuestras ansias, algo que todo mundo quiere ver, vendrá, para unos desde la tardanza de la desesperación, para otros vendrá, cuando tenga que llegar, desde lo más profundo de nuestra imbatible resistencia. Nuestra materia de trabajo esta ahí no se ha ido, la infraestructura eléctrica que por un siglo hemos construido, no se ha ido, esta en manos ajenas y es justo que nos la devuelvan. ¿De que otro modo tendremos que ir por ella? Lo cierto es que nuestra victoria será tan grande como sea el tamaño mismo de nuestra resistencia. Por eso, no hay que rendirse, aunque algunos recomienden un salto al vacío en el último acto de su despedida.
La solución final al conflicto tiene meses ahí, no nos han faltado propuestas viables de solución que el gobierno federal ha rechazado reiteradamente. ¿Porque la obstinación del gobierno? ¿Qué es lo que en el fondo está en juego? ¿Que es inadmisible para el gobierno? ¿Qué alguno de nosotros quede vivo y libre y se le ocurra crear un sindicato?
Sus temores son gratuitos. Nosotros no necesitamos fundar otro Sindicato, tenemos nuestro Sindicato, el heroico Sindicato Mexicano de Electricistas, del que somos, a mucha honra, sus hijas e hijos predilectos: los 16 599 activos y los miles de compañeros jubilados que no lo abandonamos, ni dejamos solo; los que aquí estaremos hasta alcanzar la victoria.
Lo que comenzó el 11 de Octubre del 2009 esta por terminar. Resistir durante estos dos años significó no morir, negarse a perderlo todo. Fueron meses de sacrificio para nosotros y nuestras familias. Nuestros enemigos con ayuda de los traidores y esquiroles nos impusieron la peor de las circunstancias. Tomaron policiaca y militarmente nuestros centros de trabajo, con lujo de violencias nos desalojaron, robaron nuestras pertenencias y nos despojaron del más preciado patrimonio; nuestro trabajo, lo hicieron mediante un acto ilegal que violó la Constitución de la República, las leyes que de ella emanan con el objetivo de privatizar el servicio público de electricidad y exterminar a un sindicato democrático e independiente.
Después de dos años, la verdad sale a la Luz. El gobierno mintió al pueblo. Falso que le costáramos al erario público 42 mil millones de pesos; falso que con la extinción de LyFC bajarían las tarifas eléctricas y mejoraría el servicio; falso que la industria eléctrica seguiría en manos del Estado; falso, como dijeron en sus documentos “secretos”, que nuestra reacción al despojo les permitiría asumir los daños colaterales de una sangrienta represión de coléricos electricistas. Y en todo se equivocaron. Hoy sabemos que las empresas trasnacionales se llevan anualmente alrededor de 67 mil millones de pesos por ventas de energía a CFE, aunque exista un margen de reserva del 47 % de la capacidad instalada en nuestro país; a dos años de la privatización de LyFC, los usuarios pasan del descontento a la organización en contra de los altos cobros de electricidad y el pésimo servicio de la empresa de “calidad mundial”; falso que caeríamos en la trampa de la confrontación estéril que les facilitaría nuestra derrota. En todo nos subestimaron y ahora están pagando las consecuencias. ¿Antes vieron al aeropuerto internacional de la Ciudad de México a obscuras? ¿Antes se vio, con tanta frecuencia, a trabajadores contratistas electrocutados, colgando mortalmente de nuestras redes de transmisión y distribución? ¿Antes se escucharon y vieron tantas explosiones de “mufas” en el Centro Histórico?
Los medios de comunicación comienzan a fracturarse. Su discurso ya no es tan alentador a favor del gobierno. Se demostró que los SMEitas no hicimos sabotajes, como vociferaban, no pudieron ocultar, como lo denunciamos desde hace dos años, que en la Comisión Federal de Electricidad reina la corrupción y que sus altos funcionarios y ex funcionarios, como Elías Ayub y Néstor Félix Moreno Díaz son unos verdaderos gánsteres; no pudieron ocultar que el alza de las tarifas eléctricas se está convirtiendo el detonante de un estallido social. Hoy, después de decenas de meses de mentiras hay medios y comunicadores nacionales e internacionales que legitiman la lucha de resistencia del SME a contracorriente de nuestros eternos enemigos de siempre: Milenio, Televisa y TV Azteca.
Resistir fue movilizarnos; resistir fue no quedarnos solos. Decenas de acciones de masas le dieron un perfil político y social a nuestra lucha. La movilización del SME atrajo la solidaridad nacional e internacional. Estamos hablando de nuestras huelgas de hambre, la de nuestras compañeras y compañeros en CFE y el Zócalo, de los 90 días de ayuno del C. Cayetano; estamos hablando de nuestros plantones, cierre pacifico de edificios y dependencias, mítines, marchas, caravanas, cabalgatas, paros, huelgas políticas, tomas simbólicas, campañas de información, cordones humanos, posadas, verbenas populares, misas, jornadas culturales y semáforos informativos; Asambleas masivas y “visitas” a San Lázaro y la Cámara de Senadores; giras de solidaridad, días de acción y denuncias en instancias internacionales; plantones y de los seis meses acampados en el Zócalo de la Ciudad de México, y tantas otras acciones más que no impidieron la renovación democrática de nuestros órganos de dirección.
En dos años demostramos que resistir al capital y sus lacayos es viable. En dos años nos convertimos nosotros y nuestras familias en ejemplo para los ciudadanos del mundo y fuente de inspiración para la clase obrera internacional. Demostramos que resistir es una forma de vivir con dignidad. Que somos una institución perdurable y probada. Que nuestro pasado militante y clasista esta presente; que ser digno es ser solidario con los que luchan. Que siempre hay que acudir al llamado de nuestra clase social y que nadie esta solo cuando pelea por sus derechos y libertades.
La palabra clave es resistir. Resistir es combatir la injusticia, rebelarse en contra de lo que pensaron inevitable nuestra caída, resistir es sufrir el dolor de la herida sin doblegarse, es levantarse, resistir es reconstruirse en medio de la adversidad, para servir a los demás en medio de una batalla que sin duda ganaremos. Resistir es construir el camino de la VICTORIA.
HOY A DOS AÑOS DE RESISTENCIA, ¡¡ESTAMOS DE PIE Y VAMOS HACIA DELANTE!!.
¡¡ QUE VIVA LA HEROICA LUCHA DE RESISTENCIA
DEL SINDICATO MEXICANO DE ELECRRICISTAS!!
¡¡QUE VIVA LA INDUSTRIA ELECTRICA NACIONALIZADA!!
¡¡QUE VIVAN NUESTRO PRESOS POLITICOS!!
¡¡QUE VIVA EL INTERNACIONALISMO PROLETARIO Y DE TODOS LOS INDIGNADOS!!
¡¡VIVA LA CLASE OBRERA!!
¡¡VIVA EL SINDICATO MEXICANO DE ELECTRICISTAS!!
¡¡ VIVA MEXICO!!
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