1 DE FEBRERO DE 2013
proceso
MÉXICO, D.F. (apro).- Vicecoordinador de Relaciones Internacionales durante la campaña presidencial priista, Emilio Lozoya Austin era desde entonces considerado como “uno de los jóvenes más brillantes” del equipo de Enrique Peña Nieto.
Durante la primera gira que Peña Nieto realizó por Querétaro, al término de su encuentro con trabajadores de la aeronáutica, uno de sus operadores comentó que en el equipo había gente brillante, pero que la promesa de la política y quien llegaría muy lejos sería el joven vicecoordinador de Relaciones Internacionales.
“Tiene una gran destreza política y es muy inteligente”, comentó alguien de su equipo de prensa.
Y es que las dudas apuntalan la suspicacia, pues “la joven y ausente promesa” del peñismo estuvo en otros importantes cargos antes de llegar a la dirección de Pemex.
Fue vicecoordinador de Relaciones Internacionales durante la campaña presidencial, pero antes estuvo nada menos que en el Consejo de Administración de la transnacional OHL.
Esta empresa llegó a México en 2003 como uno de los principales operadores en el sector privado de concesiones en infraestructura del transporte del país.
En México, la firma también se convirtió en el mejor aliado de Peña Nieto durante su gobierno al frente del Estado de México.
Gracias a Peña Nieto y, por supuesto, a la joven promesa del priismo y funcionario de OHL, la transnacional pasó a ser la empresa favorita del área metropolitana.
En la actualidad, OHL tiene seis concesiones de autopistas de peaje, tres de ellas en operación, dos en construcción y una en fase de pre-construcción.
Y adivinó usted, las autopistas que maneja son justamente las del Estado de México que Peña Nieto mandó construir con elevados costos. Esa empresa es la dueña de los pagos de cuando menos 8.6 millones de propietarios de vehículos que transitan por las autopistas mexiquenses, capitalinas y de Puebla.
Pero no sólo eso, OHL –de la que formaba parte Lozoya Austin, quien renunció a fines de agosto de 2012— es dueña de 49% en la compañía concesionaria del Aeropuerto de Toluca, por cierto, un lugar con muchísimo tránsito empresarial.
OHL México es manejada por OHL España, la séptima compañía más grande del mundo en el sector de infraestructura del transporte.
Es justo el paso del actual director de Pemex por OHL lo que genera tanta suspicacia. Y es que dicen los que saben de esto que no es el único “amigo mexicano” que tiene esta transnacional que tanto consintió Peña Nieto durante su paso por el suelo mexiquense, sino que hay “varios amigos de OHL” que ya laboran en la paraestatal.
Entre las funciones de estos ‘oacheleros’, aseguran, están las de ubicar contratos. No hay que olvidar que los contratos de la paraestatal son por millones o miles de millones de pesos.
De ahí que las dudas asalten. De ahí la suspicacia que genera la presencia de Lozoya Austin en Pemex, quien es economista por el ITAM, abogado por la UNAM y por si fuera poco estudio la maestría en Desarrollo Económico en la Universidad de Harvard.
Pero el fuerte de Lozoya Austin no es como para manejar una de las pocas empresas que desarrolla todo lo que es la cadena productiva del petróleo, como la exploración, explotación, refinación, distribución y comercialización de sus productos. Y que no son pocos, son el corazón de México.
El fuerte del joven promesa no ha sido la de estar en una empresa como Pemex, sino más bien el sector financiero, donde incluso ha fundado y dirigido fondos de inversión.
A Pemex no la puede manejar cualquier persona, de eso ya se dio cuenta Lozoya Austin, quien el día de la tragedia andaba por Asia, y sólo llegó a México para actualizar la cifra de muertos.
El trabajo de emergencia en realidad lo enfrentó el secretario de Gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong, o si no, por lo menos estuvo al frente del operativo de rescate, en tanto que el Ejército y el titular de la PGR, Jesús Murillo Karam, asumieron el área de inteligencia para saber qué fue lo que ocurrió.
Es cierto que el antecesor de Lozoya Austin, Juan José Suárez Coppel, tampoco era un sabelotodo en el tema Pemex, pero ya tenía un sexenio dentro de la empresa como para haber aprendido algo de seguridad antes de ser nombrado director.
El joven Lozoya Austin parece más un colocador de bonos de Pemex que un especialista en la paraestatal. También hace pensar que su posición es más bien para ver de qué manera Hacienda puede cobrar menos impuestos a Pemex, “sanearla” y después ofrecerla al mejor postor con algo de la llamada “renta petrolera”.
Y por ahí dicen que en algunos contratos de Pemex con la iniciativa privada (extranjera, de preferencia), el porcentaje a pagar sería del ¡seis por ciento!
Habrá que ver cómo sale de ésta el joven e inexperto director de Pemex y de paso el jefe de seguridad del complejo administrativo… quien por cierto parece que falló en inteligencia, o por lo menos erró en lo que a protección civil se refiere. Porque algo sí es seguro, y dicho por Suárez Coppel a varios priistas: en el sótano del edificio B2 no hay calderas, menos aún tanques de gas como para provocar una explosión de la magnitud registrada el jueves anterior.
Haya sido atentado, sabotaje, error humano, accidente o lo que fuera, tanto al joven maravilla de Pemex como a su encargado de seguridad los agarró fuera de base y, a sólo 60 días en sus puestos, ya cargan con 33 muertos a sus espaldas, claro, al igual que Peña Nieto… A ver qué dicen en OHL, digo, por aquello de que Lozoya fue su pupilo, no vayan a pensar que la tragedia pueda afectarles en posibles contratos…
Comentarios: mjcervantes@proceso.com.mx
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