Destapan corrupción en Pemex
La SEC de Estados Unidos revela los sobornos por casi 30 millones de pesos que habría dado Siemens para obtener contratos en la petrolera mexicana. Involucran como intermediario a un conocido empresario mexicano.
Desde el sexenio de Calderón, todos lo sabían pero lo callaron. Pemex tenía las pruebas de que Jaime Camil Garza había recibido sobornos como “representante” de Siemens en México.
El 18 de junio de 2012, Siemens Innovaciones, S.A. de C.V., ganó una adjudicación directa por 29 millones 867 mil pesos para la “modificación y reacondicionamiento de equipos industriales”
Lunes 28 de enero de 2013
El empresario coahuilense Jaime Camil Garza está apuntado como la primera víctima política del sexenio que comienza.
Desde el sexenio de Felipe Calderón Pemex tenía en su poder tres cheques por casi 29 millones de pesos que probaban que Jaime Camil Garza había sido “representante” de Siemens en México.
Esta cifra coincidía con los sobornos por 2.6 millones de dólares que la Securities and Exchange Comission (SEC), de Estados Unidos, había determinado como pago de cohechos a Pemex a través de un “consultor de negocios bien conectado”, por obtener condiciones preferenciales en la remodelación de una refinería en Caldereyta, Nuevo León.
El gobierno calderonista se los reservó, aunque constaban en una investigación que llevó al despido de varios funcionarios de la paraestatal, confirmaron a Reporte Indigo varias fuentes que entonces conocieron del caso.
Algunas versiones de prensa indicaron en ese momento que la Comisión Nacional Bancaria y de Valores había estado al tanto de esta investigación y sus resultados.
A solicitud de este medio sobre las conclusiones de la misma, ese organismo contestó que “la CNBV regula y supervisa al Sistema Financiero Mexicano y a empresas emisoras, por lo que el caso que menciona no es de su competencia”.
El inicio del nuevo sexenio trajo nuevamente a escena este escándalo. No se hizo mediante un documento público, sino gracias a filtraciones entregadas casi simultáneamente a Televisa y la televisora hispana en EU, Univisión.
La nueva administración de Pemex, a cargo de Emilio Lozoya Austin, busca revertir una multa por 191 millones de pesos más intereses por “gastos no reembolsables” que determinó en diciembre de 2011 el laudo de cuantía elaborado por la Corte Internacional de Arbitraje de la Cámara de Comercio Internacional, con sede en París, respecto al caso 1:11-cv-09165-LLS.
Ciertamente, en las conclusiones de esta se observan pagos con sobreprecios en salario de empleados y productos no relacionados con una refinería, como masajes y bastones de golf, según consta en el documento al que tuvo acceso este diario.
La disputa en Nueva York busca hacer esta reducción de la multa con base en el esclarecimiento del caso, pero la batalla en México se está librando en el campo personal.
Los demandados en EU son el mismo consorcio que dos años antes le había ganado a Pemex un pleito legal que duró casi una década en París: la empresa Conproca, S.A., conformada por Siemens AG, la compañía de Corea del Sur Sunkyong Engineeering and Construction y Triturados Basálticos (Tribasa), constituida en México.
Aunque no es mencionado directamente en esta demanda, ni identificado por su nombre en la investigación de la SEC que se ha hecho pública, el empresario Jaime Camil Garza se perfila ya como el más afectado por esta segunda parte del escándalo Siemens-Pemex.
Camil Garza en la mira
La refinería de Caldereyta fue adjudicada en noviembre de 1997 y ganó la licitación el consorcio conocido como Conproca, constituido precisamente para ese contrato unos meses antes.
Un arbritraje posterior de esos contratos realizado por la Cámara de Comercio Internacional, con sede en París, revela que con el cobijo de esta obra de remodelación se habían realizado sobrepagos.
A pesar de ello, la determinación de la CCI de diciembre de 2011, de la cual Reporte Indigo tiene copia, estableció que Pemex debía pagar una multa de 191 millones de pesos más intereses.
No se referían específicamente a una persona que hubiera realizado los sobornos, como tampoco lo identificaba por nombre la investigación paralela que realizó al SEC en Estados Unidos.
Pero la prensa mexicana siempre especuló que se trataba del empresario de Coahuila, establecido en Acapulco, Jaime Federico Said Camil Garza.
El origen de estas suspicacias fue una investigación interna llevada a cabo por autoridades mexicanas, en la cual el empresario incluso fue llamado a declarar.
Camil Garza había sido mencionado por la prensa durante los últimos años del priismo, ya que se le relacionaba como una persona muy cercana al expresidente Ernesto Zedillo.
Desde entonces, el periodista Rafael Loret de Mola reveló que era proveedor de la Secretaría de la Defensa Nacional, incluso que tenía al Estado Mayor Presidencial encargado de su seguridad personal.
Durante el segundo sexenio panista, el único caso que lo trajo a colación fue el del ciudadano colombiano Arturo Culebro Arredondo Tito, acusado de lavado de dinero, quien salió libre en marzo del año pasado.
En el expediente constaba que esta persona había comprado una propiedad en la Residencial La Cima Brisas en Acapulco, y que en esta transacción Camil firmó como representante legal de la compañía inmobiliaria.
Parecía que Camil Garza quedaba en la prensa solo como un abuelo amoroso y el padre del actor homónimo de Televisa.
Pero dos semanas después de iniciado el nuevo gobierno, Pemex presentó ante la corte de distrito sur de Nueva York una demanda contra Conproca.
El caso otra vez pone al empresario como centro de atención, ya que ha sido hacia él donde se dirigen las investigaciones periodísticas que ha publicado en los últimos días tanto el reportero Carlos Loret de Mola, como la propia Televisa.
El viernes 25, el noticiero matutino de Televisa transmitió la primera parte de un reportaje en que se mencionaba la investigación de la SEC y la demanda de Pemex en Nueva York.
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Sabían desde 2002 de sobornos
Tras cinco años de investigación, la Función Pública sancionó en 2007 la corrupción en el caso Pemex-Siemens. Decretó una multa de mil 500 millones de pesos e inhabilitó por 20 años a los funcionarios involucrados, pero esta resolución no se ha aplicado.
La Secretaría de la Función Pública abrió el expediente 17/2002 y su acumulado 52/2002 contra Jorge Mario Willars Andrade y Luis Ricardo Bouchot Guerrero. Ambos se resolvieron el 13 de diciembre de 2007.
La información pública de la SFP no especifica qué casos de corrupción se les imputaron, pero sí las consecuencias
Miércoles 30 de enero de 2013
Pese a cinco años de investigación que acabaron en febrero de 2007 con sanciones millonarias y varios años de inhabilitación contra cuatro funcionarios de Pemex, los gobiernos panistas mantuvieron el caso de los sobornos en la petrolera como un caso más de corrupción.
Hasta tal punto que Siemens siguió ganando contratos con Pemex y aún está habilitada en el patrón de proveedores de esa subsidiaria.
La investigación estaba en curso desde 2002 y tuvo consecuencias como inhabilitación por veinte años y sanciones por más de mil 500 millones de pesos, que aún se encuentran en litigio judicial.
Pero la demanda presentada por la petrolera paraestatal en Nueva York contra el consorcio Conproca, encargado de la inacabable reconfiguración de la refinería Cadereyta, no se preparó en horas ni siquiera en los 12 días que llevaba Enrique Peña Nieto en Los Pinos.
Forma parte de un litigio iniciado seis meses antes y que aún está pendiente cuya base son las sanciones contra los funcionarios Jorge Mario Willars Andrade, Luis Ricardo Bouchot, Eduardo Vergara Cabrera y Máximo Tellez, encargados en sus respectivas areas de firmar el contrato de remodelación.
La actual dirección de la petrolera, a cargo de Emilio Lozoya Austin, pretende usar el caso como una primera bandera de mano dura en el interior de la paraestatal.
Para ello, están usando información que se gestó y litigó con el PAN y que supera con mucho los 29 millones de pesos en presuntos sobornos de los que se acusa al empresario Jaime Camil Garza de haber repartido por parte de Siemens, a funcionarios de Pemex.
Sanciones en lo oscuro
Las investigaciones internas por corrupción contra los funcionarios comenzaron en 2002.
Pocos meses antes el consorcio Conproca, ganador de la obra, había pedido que la Cámara de Comercio Internacional (CCI) con sede en París interviniera en el caso del pago de gastos no reembolsables que reclamaban a Pemex.
El RFC de Conproca indica que se registró el 12 de noviembre de 1997 y se firmó la obra con Pemex Refinación el 27 del mismo mes. La empresa la formaban la alemana Siemens AG, la coreana SK Engineering and Construction y la mexicana Triturados Basálticos (TRIBASA).
Mucho antes de que la Securities and Exchange Commission (SEC) de Estados Unidos determinara en 2008 que Siemens había incurrido en prácticas de sobornos en varios países, incluido México, ya el Órgano Interno de Control de Pemex había iniciado una investigación propia.
La Secretaría de la Función Pública abrió el expediente 17/2002 y su acumulado 52/2002 contra Jorge Mario Willars Andrade y Luis Ricardo Bouchot Guerrero. Ambos se resolvieron el 13 de diciembre de 2007.
Willars Andrade ejercía en el momento de la firma del contrato con Conproca como director general de Pemex Refinación.
En julio de 2002 ya se le acusó de formar parte de un arreglo al que habría llegado Pemex con Servicios Aéreos del Centro, S.A., de los hermanos Alfredo y Javier Miguel Afif.
Según la acusación, la petrolera había aceptado pagar 127 millones de pesos a la empresa para dirimir un conflicto que se había presentado ante la CCI en París, la misma instancia que luego falló contra Pemex en el caso Caldereyta.
En marzo de 2011, la revista Proceso publicó que Willars Andrade figuraba en una lista de funcionarios llamados a comparecer ante la Comisión especial en la Cámara de Diputados que investigaba casos de corrupción en Pemex.
De acuerdo con esta publicación, el entonces diputado panista Jesús Ramírez Rangel denunció que precisamente el PRI se negó a que llamaran a Willars Andrade.
El funcionario salió de la escena pública, pero, a finales del año pasado, su nombre se mencionó como posible candidato a la dirección de Administraciones Portuarias de la Secretaría de Comunicaciones y Transportes con el gobierno de Peña Nieto.
Por su parte, Bouchot Guerrero se enfrentó a las mismas sanciones, después de firmar el contrato de Caldereyta en calidad de revisor jurídico de Pemex Refinación.
La información pública de la SFP no especifica qué casos de corrupción se les imputaron, pero sí las consecuencias.
Bouchot promovió un juicio contencioso administrativo ante el Tribunal Federal de Justicia Fiscal y Administrativa que tuvo proyecto de resolución en septiembre del año pasado.
Sin embargo, sus sanciones aparecen como vigentes en los registros públicos de la SFP, que se actualizan diariamente.
Por negligencia administrativa a ambos se les inhabilitó para ser servidores públicos durante diez años a partir de 2004 y les impuso una sanción económica de mil 390 millones de pesos, la segunda más alta en la historia de Pemex.
A su vez el Órgano Interno de Control (OIC) de la paraestatal solicitó una investigación independiente, identificada como la R-032/2003, que tuvo los acumulados R-046/2003 y R-002/2004.
De esas investigaciones surgió una resolución que los determinó como culpables de abuso de autoridad en febrero de 2007 y los inhabilitó por dos años.
En 2011, Bouchot Guerrero apareció como representante de la empresa San Pedro Resources, S.A. de C.V., especializada en venta de minerales, plata, plomo y zinc, en un juicio mercantil interpuesto en Coahuila.
La investigación solicitada por el OIC de Pemex incluyó a otros dos funcionarios, que, a la postre, también fueron sancionados.
Ese organismo determinó que Eduardo Vergara Cabrera, quien firmó como “revisor técnico” en el contrato de Caldereyta y Máximo Téllez Rosas, subdirector de proyectos de la subsidiaria, habían incurrido también en abuso de autoridad. Se les inhabilitó durante veinte años, hasta 2027, y se les impusieron sendas multas por 106 millones 300 mil pesos.
Estos dos funcionarios están incluidos en el mismo juicio contencioso administrativo promovido por Bouchot.
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Arde Pemex
En los días en que se ventilan actos de corrupción en la petrolera, una explosión daña su edificio corporativo dejando 25 muertos y 101 heridos. Las áreas afectadas: archivos de construcción y contratos finales.
"Yo caminaba muy cerca de ahí, fue como ver una película cuando al menos seis personas fueron levantadas y expulsadas por la fuerza de la explosión"
Empleado de Pemex y testigo
La explosión del edificio B2, a escasos metros de la Torre Ejecutiva, ocurre en un ambiente de incertidumbre y escándalos de corrupción que dejan al descubierto historias de sobornos que involucran a la empresa Siemens y Pemex.
Viernes 1 de febrero de 2013
En medio de la cloaca que se destapó por la corrupción en Petróleos Mexicanos (Pemex) durante el sexenio de Felipe Calderón Hinojosa, una fuerte explosión en la Torre Ejecutiva del Distrito Federal, ocasionó la muerte de 25 personas y 101 heridos, según la cifra oficial.
Pasadas las 11 de la noche, el Secretario de Gobernación Miguel Osorio Chong expresó, en conferencia de prensa, su “profundo dolor” por la pérdida de vidas humanas tras ocurrido ayer en la tarde en el edificio administrativo de las oficinas de Pemex.
De las personas muertas, 17 son mujeres y ocho son hombres. Precisó que del total de heridos, 46 siguen en centros de salud y hospitales. Y prosiguió a leer la lista de los lesionados y del lugar donde se encuentra cada uno.
Aclaró también que no se tiene información que indique que existen más personas atrapadas entre los escombros. Donde tuvo lugar la explosión alrededor de las 15:40 horas en el edificio anexo B2.
Custodia Marina morgue
Desde ayer las oficinas de Pemex se convirtieron en una gran morgue custodiada por personal de la Marina Armada de México debido al número de víctimas que perdieron la vida por la explosión o sufrieron desprendimiento o perforación de órganos, así como por aplastamiento por las columnas que se colapsaron en el edificio.
“El gobierno federal tiene el control de la situación, nosotros ya no podemos hablar y salimos de la zona”, comentó una fuente de la administración capitalina.
Es la primera tragedia de este tipo que enfrentan desde que asumieron el cargo el Presidente de la República, Enrique Peña Nieto; y el jefe de gobierno Miguel Ángel Mancera Espinosa.
Y aunque desde el momento de la tragedia Peña Nieto hizo un llamado a través de los medios de comunicación para evitar cualquier tipo de especulaciones, la teoría de un ataque premeditado a las instalaciones de Pemex comenzó a correr.
“No queremos que esto dé motivos a especulaciones de posibles razones sobre este percance”, comentó a su salida.
Pero la explosión del edificio B2, a escasos metros de la Torre Ejecutiva, ocurre en un ambiente de incertidumbre y escándalos de corrupción que dejan al descubierto historias de sobornos que involucran a la empresa Siemens y Pemex.
Otros hablan de repercusiones por cambios venideros en el poderoso sindicato de Trabajadores de Pemex que lidera Carlos Romero Deschamps.
Previsión también en la Cámara
Pese el llamado a la mesura, pero con la idea de un posible atentado en la mente, la Cámara de Diputados fue intensamente revisada por el personal de la Dirección General de Seguridad y Resguardo del recinto, en colaboración con la Policía Federal.
El “Plan Rojo” se activó, por eso se revisaron subestaciones eléctricas, tomas de gas y otros puntos vulnerables del recinto de San Lázaro.
Lo que ayer ocurrió en Pemex de Marina Nacional puso en jaque al gobierno federal y local, quienes improvisaron una morgue en su interior para facilitar la atención e identificación de cadáveres.
“Como ver una película”
Eran alrededor de las 15:40 del jueves cuando el estallido en el edificio B2, localizado en la parte trasera de la Torre Ejecutiva, provocó que la construcción de planta baja y mezzanine se desplomaran, dejando a cientos de empleados atrapados.
“Yo caminaba muy cerca de ahí, fue como ver una película cuando al menos seis personas fueron levantadas y expulsadas por la fuerza de la explosión”, relata Roberto, uno de los empleados de Pemex que presenció los hechos.
Una gigantesca nube de polvo fue lo que alcanzaron a observar el resto de los empleados que se encontraban en la hora de comida.
Después del estruendo, de entre los escombros surgió un hombre joven que gritaba desesperado desde el área de mezzanine “ayuda, ayúdenme hay muchos aquí atrapados”.
“Muchos corrimos a esa zona, no sabíamos qué había pasado, solo sentimos la sacudida, después la nube de polvo y los gritos de ayuda, pero de pronto se escucho otro sonido, como si el edificio tronara o se fuera a caer, luego otro ruido más fuerte, todos corrimos y nos alejaron del B2”, detalla.
En esos segundos de confusión la gente corría asustada: “Explotó una bomba”, gritaron algunos.
Segundos después del aturdimiento sacó su teléfono celular y comenzó a grabar lo que ocurrió en el edificio B2, donde a esa hora, según explica, está ocupado por personal en su mayoría sindicalizado, ya que en esa zona se encontraban al menos cinco relojes checadores y desde las 15:45 hasta las 16 horas los empleados dejan constancia de su salida.
Roberto explica y hace hincapié en que justo a esa hora hay una gran afluencia de personal porque ahí están los checadores, además de las dos pequeñas sucursales bancarias de Banorte y Bancomer, donde el personal acude a realizar sus trámites bancarios y utiliza los cajeros automáticos. Era día de quincena.
Después de la explosión toda esa zona quedó destrozada. La explosión fue de tal magnitud en el edificio B2 que impactó directamente el patio sur y los bancos.
Algunos de los heridos fueron ingresados inmediatamente a la clínica que se localiza ahí mismo, al interior del complejo, pero al paso de los minutos y percatarse de la dimensión de los hechos, la única ambulancia que está de manera permanente en Pemex, resultó insuficiente.
Entonces comenzaron a llegar ambulancias de Cruz Roja, Protección Civil, perros entrenados en búsqueda, Protección Civil y más tarde, cuando se supo que había empleados atrapados, el grupo de rescate Topos México. La tragedia se observaba mayúscula.
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