La contaminación de semillas de origen pone en riesgo la seguridad alimentaria mundial, destaca
De la Redacción
Periódico La Jornada
Con manifestaciones frente a las embajadas de México en nueve países, activistas de Greenpeace demandaron al gobierno federal rechazar las solicitudes de siembra comercial de maíz transgénico en territorio nacional.
En un comunicado, la organización internacional informó que con la imagen de Yum Kaax, dios maya del maíz y la juventud, se manifestaron frente a las sedes diplomáticas de Alemania, Austria, China, Sudáfrica, España, Francia, Hungría, Israel y Rumania, donde los activistas entregaron una misiva para que los embajadores hagan llegar esta demanda de protección a la
cuna del maízal presidente Enrique Peña Nieto.
Detalló que las autoridades han recibido las solicitudes de Monsanto, Pioneer y Dow Agrosciences para cultivar maíz transgénico a escala comercial en Coahuila, Chihuahua, Durango, Sinaloa y Tamaulipas.
Dar el aval sería condenar toda la superficie cultivable de grano blanco –con el que se elaboran las tortillas de los mexicanos– a la contaminación genética con el amarillo, que es propiedad de las empresas, sembrado para fines forrajeros e industriales, no para la alimentación de las personas.
Las plantas silvestres y las variedades nativas pueden adquirir las características de las transgénicas y predominar sobre la veget.ación de su entorno, lo que puede causar graves desequilibrios en los ecosistemas. Cualquier liberación de plantas transgénicas en centros origen y diversidad, ya sea como semillas o como producto de importación para la industria, es un riesgo para nuestra herencia biológica, nuestras raíces culturales y la seguridad alimentaria mundial, declaró Aleira Lara, coordinadora de la campaña de Agricultura sustentable y transgénicos de Greenpeace México.
En 1999, el gobierno federal estableció la moratoria a la siembra de transgénicos, con lo cual se lanzó el mensaje de que
este país no pondría en riesgo su economía, su biodiversidad y su cultura al instalar un modelo de negocio monopólico para la producción de maíz, recordó Greenpeace.
Añadió que en octubre de 2009, el gobierno de Felipe Calderón decidió levantar la moratoria y permitir que las empresas Monsanto, Dow Agrosciences, Pionner y Syngenta hicieran siembras experimentales y piloto, con la promesa de abrirles el camino para la producción comercial de grano patentado en los campos de cultivo en los que se cosecha maíz mexicano, a pesar de que estas siembras contaminarán las 59 razas de maíz.
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