miércoles, 25 de julio de 2012

Ciudad de México: Un sindicato desmantelado, con resultados espantosos


La confiscación de Felipe Calderón de una empresa eléctrica del estado ha dado lugar a una oleada de lesiones y muertes laborales.
Mexico City: A union dismantled, with gruesome results (título original)
CIUDAD DE MÉXICO, México - Daniel Vázquez nunca olvidará su última noche en Luz y Fuerza del Centro, la empresa estatal de electricidad, donde había trabajado durante 22 años.
"Tu y tu gente se chingan", le dijo el oficial de policía mientras empujaba un rifle de asalto AK-47 contra su pecho. "Ustedes no entran".
Vázquez, de 59 años, estaba tratando de presentarse a trabajar al frente de un turno nocturno de 80 trabajadores en uno de los centros de atención telefónica a cargo de Luz y Fuerza del Centro (conocida como LyFC), que proporcionaba la red eléctrica para la ciudad de México y los estados vecinos.

El había visto el noticiero de la noche -10 octubre 2009- el cual informó que el gobierno de Felipe Calderón había ordenado a la policía apoderarse de las instalaciones de la empresa en quiebra y echar a sus trabajadores.

Sin embargo, la vista de decenas de oficiales de la policía federal fuertemente armados, completamente ataviados con equipo antidisturbios, cuidando a sus compañeros de trabajo de sus estaciones y obligando a algunos a alinearse contra una pared a punta de pistola fue desconcertante.

Mi mundo se derrumbó ", dice. "Había un sentimiento masivo de impotencia, de no poder hacer nada. Tu no puedes responder a los abusos, tu no puedes responder a los abusos porque sólo se pondrá peor, y ellos te golpearán, incluso si tu no has hecho nada malo. "

Ahora, casi tres años después que la policía le impidió presentarse al trabajo, Vázquez es uno de los aproximadamente 13.000 de los 44.000 empleados de LyFC, todos ellos miembros sindicalizados que se han negado a tomar el pago ofrecido por el gobierno con la esperanza cada vez más desesperada que sus hijos recibirán sus puestos de trabajo.

Negarse a aceptar el pago del gobierno ha venido a un alto costo. Vázquez se ha separado de su esposa y vive en una habitación alquilada, apenas sobreviviendo con trabajos esporádicos y dádivas de la familia.

Su salud también ha tenido un impacto, él ahora sufre de gastritis, cálculos biliares, depresión y un sinnúmero de otras condiciones. "Yo nunca fui al médico antes", dice con tristeza.

Detrás de la historia personal de Vázquez hay una compleja red de intrigas políticas y el ataque a los sindicatos por la administración del saliente presidente Calderón, del conservador Partido Acción Nacional.Los observadores dicen esto es una herencia que el sucesor de Calderón, recientemente electo, Enrique Peña Nieto, probablemente continúe.

Todos los empleados de LyFC pertenecían al Sindicato Mexicano de Electricistas ", o SME, por sus siglas en español, uno de solo un puñado de sindicatos fuertes, verdaderamente independientes de México.

No es casualidad, que ellos disfrutaran de algunos de los mejores salarios y condiciones en el país, el destino del SME no habría podido estar más estrechamente ligado al de LyFC el único empleador de sus miembros.

En un país donde un 10 por ciento de la alta sociedad gana 26 veces lo que ganan las clases bajas - el segundo país más desigual de la OCDE, un grupo de 34 economías líderes democráticas - el esfuerzo del SME de defender los intereses de sus miembros estaba totalmente fuera de lugar.

A diferencia del SME, un 90 por ciento de los sindicatos en México firman "contratos de protección" con la dirección de la empresa. Estos contratos se caracterizan por ofrecer a los trabajadores el salario mínimo legal, garantizando con esto a los patrones el que no se produzcan huelgas.

La mayoría de los llamados "sindicatos de protección", no cobran las cuotas de afiliación y en cambio son financiados por los empleadores. A menudo los abogados de las empresas y los dirigentes sindicales que los negocian también reciben una "mordida" de las agradecidas compañías contentas de no tener que recibir demandas de los trabajadores por un mejor trato.
Un trabajador electricista  participa en una protesta de ex trabajadores de la agencia de suministro eléctrico "Luz y Fuerza del Centro" contra el cierre de la compañía eléctrica estatal el 11 de noviembre de 2009. Alrededor de 44.000 trabajadores en activo y jubilados de 22.000 se vieron afectados por el cierre por decreto presidencial de Luz y Fuerza, que sirvia a más de una quinta parte del país. (Alfredo Estrella / AFP / Getty Images)
Venta con pérdida

LyFC había estado perdiendo dinero durante mucho tiempo, el gobierno mexicano para subsidiarla requería una suma de alrededor de 40 mil millones de pesos (2,8 millones de dólares) al año.

Este fue uno de los principales argumentos ofrecidos por el gobierno de Calderón para la abrupta liquidación de la empresa.

Pero esta explicación solamente plantea más preguntas. LyFC, que en realidad distribuía únicamente la electricidad en lugar de generarla, tenía la obligación de comprar y vender energía a precios fijados por la CFE.

LyFC tenía la obligación de vender a sus 5,7 millones de clientes residenciales, comerciales e industriales a un precio inferior de lo que pagaba a las empresas que lo generan.

Mientras tanto, a la empresa le debían miles de millones de dólares en deudas pendientes que datan de hasta una década, incluso por los grandes clientes industriales, mientras que miles, posiblemente millones de conexiones ilegales impidieron además que la compañia jamás tuviera el punto de equilibrio.

Muchos clientes residenciales además estaban hartos de los frecuentes apagones y los tiempos lentos de respuesta de la compañía,, mientras que los trabajadores de LyFC, firmemente defendidos por el SME, habían adquirido fama de ser consentidos y sobre pagados.

Tanto LyFC y el SME se convirtieron en blancos fáciles para las drásticas medidas por parte del gobierno.

Carlos de Buen, uno de los abogados laboralistas más importantes de México, que ha trabajado para el SME así como para muchos otros sindicatos y empleados, considera que el blanco del presidente era pasar por encima de LyFC y de todos sus trabajadores en un intento por aumentar su propia legitimidad después de su estrecha victoria presidencial 2006.

Aunque nunca aportó pruebas, el candidato perdedor, Andrés Manuel López Obrador, del izquierdista Partido de la Revolución Democrática, denunció el fraude electoral e inició una ola de protestas nacionales.

Calderón necesitaba imponer su autoridad sobre la nación, cree De Buen e, y cortando un sindicato impopular de este tamaño era una buena manera de comenzar.

"Si quieres jugar a ser un sindicato independiente", dice De Buen, imitando a Calderón sosteniendo una conversación imaginaria con el SME. "'Bueno, conmigo, no va a funcionar". Y en el proceso, el fue capáz también  de enviar un poderoso mensaje de que en México, los negocios no tienen que preocuparse por sindicatos fuertes ".

El tiempo y los motivos de Calderón siguen siendo objeto de especulación por otras razones también. Las administraciones presidenciales de México habían querido plegar el control de LyFC a la CFE por lo menos desde la época del presidente Carlos Salinas, entre 1988 y 1994.

Y una disputa por la eleccion de Martín Esparza Flores como secretario general del SME en la controvertida elección de 2009, poco antes del cierre de LyFC, el oponente derrotado de Esparza le acusa de manipular el resultado, incluyendo en la asignación de votos a miembros del sindicato fallecidos.

En respuesta, el SME re-celebró las elecciones en 2010 y Esparza Flores, obtuvo una victoria abrumadora que incluso Calderón reconoció.

Graciela Bensusan, politóloga de la Universidad Autónoma Metropolitana de la Ciudad de México, dice que el sindicato jugó mal su partida, lo que permitió gozar a Calderón del respaldo popular al dar el golpe de muerte a LyFC y a los trabajadores sindicalizados.

"El SME cometido muchos errores. Ellos pensaban que el gobierno no sería capaz de reprimir", dice Bensusan.

"Y nunca se ocupó en cómo comunicarse con los clientes de Luz y Fuerza del Centro, para explicarles que ese servicio de mala calidad no era culpa de los trabajadores, sino de la empresa.

"Se perdió el debate por eso. Nunca encontré una respuesta a la narrativa que eran trabajadores privilegiados o en exceso. "

Historias de Horror

El resultado ha tenido efectos devastadores también fuera de las filas del SME.

Esparza Flores, ahora líder del sindicato, dice que el salario e incluso las condiciones de seguridad en el trabajo, han sufrido un golpe enorme entre los miles de trabajadores que han sustituido a los miembros del SME.

Ellos han formado un ejército de sub-contratistas privados que ahora trabaja para la CFE para cubrir la enorme carga de trabajo de LyFC, que incluye el 38 por ciento de la demanda de electricidad de México y 32 por ciento de su PIB.

Esparza Flores afirma que ha habido 32 muertes en los últimos 24 meses, en comparación con una o dos por año en promedio anteriormente. "Esos son los que nosotros hemos escuchado", añade. "Estoy seguro de que hay más, pero la CFE no hace públicos los detalles".

Y se han producido muchos más accidentes, según él, incluyen historias de horror de trabajadores sin capacitación o equipo que se están electrocutando con cables de alta tensión y perdiendo sus cuatro extremidades e incluso sus genitales.

Mientras tanto, esos trabajadores, de acuerdo con la información recopilada por el sindicato se cree que ganan menos de la mitad de sus predecesores del SME. La CFE no ha respondido a GlobalPost ante la solicitud de comentarios.

El sindicato está llevando su caso a la Suprema Corte de México, basada en una lista de irregularidades en la disolución de LyFC y el despido de sus 44.000 empleados.

Esto incluye el hecho de que el decreto presidencial que autoriza la operación policial está fechado el 11 de octubre de 2009, el día después de que en realidad se llevó a cabo.

"Esta lucha es mucho más que sólo para nuestros miembros", me dice Esparza en su oficina en el centro de la ciudad de México, por encima del comedor lleno de gente donde miembros del SME reciben comidas gratis.

"Se trata de qué tipo de economía y qué tipo de sociedad hay en México. Lo que este país necesita son más y mejores empleos y más sindicatos independientes, no menos. Si tienes buenos empleos con buenos salarios se incrementa la demanda interna ".

Con el presidente electo Enrique Peña Nieto del Partido Revolucionario Institucional (PRI por sus siglas en español) quien deberá asumir el cargo en diciembre, todavía no hay luz al final del túnel para los trabajadores.

Aunque los detalles siguen siendo vagos, Peña Nieto ha hablado de "liberalización" del mercado laboral de México - un término que muchos expertos creen que significa más mano de obra erosionando los derechos de los trabajadores .

"El gobierno está apostando por un modelo económico basado en mantener bajos los salarios", dice Esparza. "No hay misterio alguno en por qué existe tanta violencia y crimen en México. No hay buenos trabajos ".

Este reporte fue apoyado por una beca del Centro de Informes soble las Crisis Pulitzer .

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