Tras la reforma laboral “se hará eterno” el plazo para el retiro.
El modelo se ha tratado de erradicar en otros países, como en Chile, de donde fue tomado.
Susana González G.
Periódico La Jornada
El
sistema de pensiones individuales en México ha demostrado ser un modelo
de negocios exitoso en cuanto a los altos rendimientos que obtienen las
administradoras de fondos para el retiro (Afores), ya que nunca
pierden, pese a las mermas que registren las cuentas de los
trabajadores, pero es un fracaso en cuanto a su cobertura, tasas de
retorno para éstos y en la seguridad social, aseveró Berenice Ramírez
López, especialista en el tema del Instituto de Investigaciones
Económicas (IIE) de la UNAM.
Lo
más sorprendente, dijo, es que el modelo se ha sostenido aquí pese a
que en otros países se ha tratado de erradicar por los problemas que
originó, como es el caso de Chile, de donde fue tomado como ejemplo, y
cuyas autoridades han tenido que hacer “reformas y remiendos para poder
otorgar una mínima prestación a gente que no logró tener ningún derecho,
aún cuando a sus trabajadores sólo se les solicita 20 años de
aportaciones”.
La
investigadora alertó que con la reforma laboral aprobada el año pasado y
con la que se permite el trabajo por horas, se hará eterno el plazo
para que una persona pueda juntar las semanas de cotización que requiere
para su retiro, algo que las autoridades del IMSS o el Issste deben
aclarar cómo se resolverá porque hasta ahora no se han establecido
decretos específicos para traducir esas horas en semanas de cotización.
Capitalismo de compadrazgo
“Para
el IMSS se requieren mil 250 semanas de cotización, una meta difícil de
cumplir porque observamos muchas cuentas que no tienen ahorro porque la
gente se incorpora al sector informal o es contratada bajo las nuevas
modalidades, como honorarios u obra o proyecto determinado. Si se tiene
un trabajo de todos los días, esas semanas se alcanzan en 25 años, con
tanta movilidad en 35 o 40 años, pero ahora con trabajos por horas se
hará eterno”, explicó Berenice Ramírez, entrevistada por La Jornada a
propósito del libro Encrucijadas, prospectivas y propuestas sobre
seguridad social en México que coordinó junto con Roberto Ham Chande,
investigador del Colegio de la Frontera Norte, y que presentarán el
martes 18 de junio en la Casa Colef (Francisco Sosa 254 en el Barrio de
Santa Catarina, Coyoacán).
Frente
a otros sistemas que han dado mejores resultados, como en Brasil y
Argentina, cuya cobertura en seguridad social alcanza al 80 y 85 por
ciento de su población de más de 65 años y llega hasta sus habitantes
rurales, “México ha sido muy necio en insistir tener como único sistema
la capitalización privada y evidentemente es por el interés del sector
financiero”, sostuvo.
Un
sector financiero que, acusó, nace del “capitalismo de compadrazgo” que
caracteriza a México ya que lo conforman ex funcionarios públicos que
impulsaron las reformas a la seguridad social y que al paso de los años
han ocupado las direcciones de instituciones financieras, bancarias y
afore que se han beneficiado de los rendimientos que obtienen de los
ahorros de los asalariados, mismos que equivalen a 13 por ciento del
producto interno bruto (PIB).
El
modelo de capitalización individual, abundó, puede costar lo mismo que
uno de capitalización solidaria, como el que antes regía en México, pero
el problema es que el primero conlleva un costo de administración
privada y eso implica rentabilidad para quienes lo manejan.
“Se
vuelve muy contrastante el porcentaje acumulado del ahorro de los
trabajadores en las afore frente a lo que van a recibir en términos de
pensiones y que están más orientadas a capitalizar un sector financiero
que requiere recursos y créditos baratos para las empresas que cotizan
en la Bolsa Mexicana de Valores (BMV), pero que se alejan de las
necesidades de la seguridad social”, indicó.
La
investigadora insistió que “las encrucijadas del sistema se agudizan
más” porque las reformas que se hicieron al IMSS e Issste no resolvieron
los problemas de viabilidad financiera, cobertura y calidad en sus
servicios por las que se promovieron. En cambio aumentaron las
deficiencias del sistema de seguridad social y se multiplicaron
programas de carácter no contributivo, como las pensiones para adultos
mayores a nivel federal y en casos como el Distrito Federal, y la
creación del Seguro Popular, como paliativos.
La
solución del problema, sentenció, va ligada a la creación de empleos
con calidad y seguridad social, así como una revisión a los resultados
de las reformas mencionadas para no poner más parches.
En
el libro, que se presentará el martes, colaboran diversos
investigadores, tanto de México como de otras naciones, así como
funcionarios del gobierno federal, dirigentes sindicales y especialistas
del sector privado, como Pedro Ordorica, ex presidente de la Comisión
Nacional del Sistema de Ahorro para el Retiro (Consar); Francisco
Hernández Juárez, dirigente del Sindicato de Telefonistas; Luis Miguel
Gutiérrez, director del Instituto Nacional de Geriatría, y Asa Cristina
Laurell, ex secretaria de Salud en el Distrito Federal.
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