viernes, 29 de octubre de 2010

Inundaciones por negligencia

Raúl Rodríguez Cortés
Lunes 25 de octubre de 2010
el universal


En Tabasco, casi toda la región de la Chontalpa y partes de la capital, Villahermosa, llevan tres meses inundadas. La descarga de lluvias del huracán Richard, que ayer en la tarde entró por Belice, elevó el riesgo de más desbordamientos e inundaciones, además de que encendió los focos rojos en La Angostura —la presa más grande del país— al elevar la acumulación de agua en su embalse al nivel de seguridad. La Angostura, junto con Chicoasén, Malpaso y Peñitas, constituyen el sistema hidroeléctrico del Grijalva, el río que alimentado por las fuertes lluvias, pero también por los desfogues controlados de las presas, registra los persistentes desbordamientos que mantienen inundado Tabasco.

¿Por qué esta situación atípica? La respuesta parece obvia: el mal tiempo que es consecuencia del cambio climático mundial. Pero no sólo es eso. Los efectos catastróficos que vemos en Tabasco y que hace unos días vimos en el sur de Veracruz, podrían ser resultado de negligencia criminal de los funcionarios públicos responsables de la operación de las presas. Negligencia, por cierto, escandalosamente justificada en las ventajas utilitarias de un negocio o en modelos ideológicos.
No puede entenderse de otra forma que aun cuando se pronosticó para este año la peor temporada de ciclones en el Atlántico en seis décadas, el primer semestre de 2010 sea el que registre la menor generación de energía hidroeléctrica en ocho años. Y usted preguntará: ¿qué tiene que ver una cosa con la otra? Intentaré explicarlo.
El mayor porcentaje de la energía eléctrica que consume el país se genera en las presas hidroeléctricas. Para producirla, la fuerza del agua concentrada en presas mueve las enormes turbinas generadoras. A eso le llaman “turbinación” e implica el gasto de determinada cantidad del agua concentrada en los embalses. La “turbinación” no sólo genera energía, sino que libera de agua a las presas, en el mejor de los casos la suficiente para captar y almacenar la que genere la siguiente temporada ciclónica. Si con la “turbinación” no se libera agua suficiente, siempre queda el recurso del desfogue controlado.
Pero ¿qué pasa si no hay “turbinación” o sólo se lleva a cabo la necesaria para cumplir con determinadas metas de generación? Pues los embalses no se liberan lo suficiente y una temporada ciclónica atípica como la actual, lleva la acumulación de agua a niveles críticos tales que obligan a mayores desfogues que acaban inundando comunidades como las de Tabasco.
Veamos, entonces, las estadísticas de la propia Secretaría de Energía de los últimos ocho años, específicamente en Chiapas, que es donde están las presas del sistema del Grijalva: en el primer semestre de 2003, ese estado generó 3.70 millones de megawatts/hora; en el de 2004 subió a 3.93 millones; en el de 2005 bajó a 3.72 millones; en el de 2006 subió a 8.57 millones; en el de 2007 volvió a bajar a 5.05 millones; en el de 2008 subió otra vez a 8.47 millones; en el de 2009 bajó a 6.67 millones y en 2010 cayó a 3.43 millones. La generación este primer semestre de 2010 fue la más baja en ocho años.
La tendencia, sin embargo, no es exclusiva de Chiapas y eso puede verse en las estadísticas nacionales. Así, en el primer semestre de 2006, la energía generada en hidroeléctricas fue de 14.14 millones de megawatts/hora; en el de 2007 bajó a 12.08 millones; en el de 2008 subió a 14.95 millones; en el de 2009 bajó a 14.11 millones y en el de 2010 cayó hasta 11.52 millones. La generación en este primer semestre de 2010 fue la más baja en cinco años en todo el país.
La pregunta pertinente es: ¿por qué la decisión de reducir la “turbinación” y, por lo tanto, la generación de energía hidroeléctrica que produce la CFE, aun a costa de mantener los embalses de las presas en niveles de riesgo?
No dudo que son diversas razones pero tampoco que una de ellas es la decisión deliberada de abrirle más espacio a los productores privados de electricidad. Desde que se hicieron ajustes a legislaciones secundarias que permiten dicha generación de electricidad, a contrapelo de lo indicado por la Constitución, la generación eléctrica de particulares (mucha de ella de empresas españolas) cubre ya el 33% de la generación bruta total. Ellos la producen y la CFE se las compra para distribuirla. Negocio redondo.