la jornada/opinión
En el octavo mes del año, informaron los siempre sonrientes Ernesto Cordero, Javier Lozano y Daniel Karam, oficialmente 66 mil 683 trabajadores se incorporaron al mercado formal de la economía, aunque sólo seis de cada 10 lograron colocarse en forma permanente. Los otros cuatro son reciclables, pues se ocuparon de forma eventual. Ello fue suficiente, como sucede los primeros días de cada mes (cuando la tercia de tristes tigres sale en la tele) para que de nueva cuenta presumieran “cifras históricas”.
Qué alegría, qué tranquilidad, pues la “mejoría” es incuestionable. Sólo falta que 13.4 millones de mexicanos, ahora en la informalidad, se suban a las “cifras históricas” de la formalidad, y alrededor de 2.7 millones en desocupación abierta hagan lo propio, sin considerar al millón 200 mil mexicanos que anualmente intentan incorporarse por primera vez al mercado laboral, ni a los millones y millones que han cruzado la frontera ante la ostentosa falta de oportunidades en el país. Pero esas son minucias para la citada tercia, porque a ella nada ni nadie le apesta su show mensual de las “cifras históricas”.
De enero a agosto del presente año, cacarearon, se han generado 492 mil 502 empleos en el sector formal de la economía. Ese “logro” contrasta con las 800 mil plazas laborales requeridas en igual periodo, es decir, que sin considerar rezagos, cuatro de cada 10 mexicanos, en edad y condición de trabajar, no lograron incorporarse al mercado formal, ni contar con seguridad social y otras prestaciones de ley. Simplemente no cupieron en las “cifras históricas” y fueron obligados a intentarlo en la informalidad.
Sobre el particular, Ernesto Cordero dijo: “ojalá pudiéramos avanzar más rápido en la generación deempleos; sin embargo, creo que este es un buen dato que hay que aquilatar y valorar que en estos momentos de tanta incertidumbre la economía mexicana sigue generando empleos a un muy buen ritmo… este es el momento de que la economía mexicana saque todas sus fortalezas” (léase el ¡Fuá!, ya presumido por él mismo candidato-funcionario). Por su parte, Daniel Karam presumió que en materia de empleo “las ramas de actividad económica que han tenido el mejor desempeño” fueron servicios de enseñanza e investigación, edificaciones y obras de ingeniería, equipos de transportación, y tiendas de autoservicio y departamentales.
Javier Lozano se vio en la penosa necesidad de abandonar momentáneamente su apasionada labor, por la que le pagan muy bien los mexicanos (la de twittero, por lo que resulta obvio que no le alcanza el tiempo para atender lo relacionado con la Secretaría del Trabajo), y se aventó con lo siguiente: “ya con este casi medio millón de nuevos empleos al mes de agosto que se registran en el IMSS, en lo que va de la presente administración se han creado un millón 529 mil 430 empleos netos. Ya descontamos los que se perdieron durante la crisis global, la crisis sanitaria, en fin, todas las pérdidas que habido en estos más de cuatro años y medio de gobierno; tenemos un millón 529 mil 430, lo que significa un aumento del 11.3 por ciento respecto de diciembre del 2006”.
Pues resulta que no, que ni siquiera la cifra oficial coincide con la de siempre tramposo gallito desplumado. La estadística del IMSS (la misma que Lozano dice utilizar) documenta el registro de un millón 207 mil 493 empleos a lo largo del calderonato, casi 322 mil menos que los presumidos por el susodicho. De cualquier suerte, a estas alturas dicho registro (de acuerdo con el “compromiso” del “presidente del empleo”) debería rondar los 20 millones de trabajadores. Así, por más vueltas que al tema le dé la tercia de tristes tigres, por más flores que le ponga, por más shows que arme en la tele, la política laboral del calderonato –léase la estancia de Javier Lozano por la Secretaría del Trabajo– ha sido un rotundo fracaso, lo que sería problema del twittero con beca, de no ser porque entre las patas se ha llevado a millones de mexicanos.
Entre las “cifras históricas” reales del destroyer Javier Lozano durante su estancia en la STPS (donde sólo se dedica al Twitter, dados los resultados) se registran las siguientes: la tasa oficial de desocupación paso de 3.58 el 1º de diciembre de 2006 a 5.62 por ciento el 31 de julio de 2011 (estadística más reciente), lo que es igual a 60 por ciento de incremento; en igual periodo, el número de desocupados se incrementó casi 70 por ciento, al pasar de 1.6 a 2.7 millones; para el mismo lapso, el número de mexicanos en la informalidad aumentó de 11.2 a 13.4 millones, igual a un crecimiento de 20 por ciento, mientras la tasa de empleo informal avanzó 26.6 por ciento.
De igual forma y en el mismo periodo de comparación, el crecimiento del empleo formal en el país (con registro en el IMSS) ha sido de apenas 8.7 por ciento en términos generales (menos de la mitad respecto del empleo informal). Sin embargo, en el desglose se encuentra lo siguiente: el empleo formal permanente sólo se incrementó 6.4 por ciento, mientras el formal eventual se incrementó 26.6 por ciento; es decir, una diferencia de 4.15 tantos; muchos mexicanos laboran tres meses y retornan a la desocupación, en espera de otra chamba eventual, con ingreso menor a la anterior.
Para redondear el panorama, mientras el tramposo Javier Lozano perdía el tiempo en Twitter, promovía pleitos de cantina por doquier, se defendía del chino de los millones de dólares (aquel de “copelas o cuello”), intentaba destrozar al sindicato minero y servía a los patrones del ramo, destrozaba el contrato colectivo de Mexicana de Aviación, besaba los zapatos del inquilino de Los Pinos y, en fin, grillaba para alcanzar la candidatura blanquiazul y/o colarse con el designado por Calderón, cada día de su estancia en la Secretaría del Trabajo al desempleo abierto se sumaban 643 mexicanos (universitarios 73 de cada cien) y mil 403 al sector informal de la economía. Y éstas sí son cifras históricas reales.
Las rebanadas del pastel
Si de shows se trata, ya viene el del paquete económico 2012. El próximo jueves de nueva cuenta se placeará el candidato Ernesto Cordero para presumir los acostumbrados “logros” inexistentes.
Qué alegría, qué tranquilidad, pues la “mejoría” es incuestionable. Sólo falta que 13.4 millones de mexicanos, ahora en la informalidad, se suban a las “cifras históricas” de la formalidad, y alrededor de 2.7 millones en desocupación abierta hagan lo propio, sin considerar al millón 200 mil mexicanos que anualmente intentan incorporarse por primera vez al mercado laboral, ni a los millones y millones que han cruzado la frontera ante la ostentosa falta de oportunidades en el país. Pero esas son minucias para la citada tercia, porque a ella nada ni nadie le apesta su show mensual de las “cifras históricas”.
De enero a agosto del presente año, cacarearon, se han generado 492 mil 502 empleos en el sector formal de la economía. Ese “logro” contrasta con las 800 mil plazas laborales requeridas en igual periodo, es decir, que sin considerar rezagos, cuatro de cada 10 mexicanos, en edad y condición de trabajar, no lograron incorporarse al mercado formal, ni contar con seguridad social y otras prestaciones de ley. Simplemente no cupieron en las “cifras históricas” y fueron obligados a intentarlo en la informalidad.
Sobre el particular, Ernesto Cordero dijo: “ojalá pudiéramos avanzar más rápido en la generación deempleos; sin embargo, creo que este es un buen dato que hay que aquilatar y valorar que en estos momentos de tanta incertidumbre la economía mexicana sigue generando empleos a un muy buen ritmo… este es el momento de que la economía mexicana saque todas sus fortalezas” (léase el ¡Fuá!, ya presumido por él mismo candidato-funcionario). Por su parte, Daniel Karam presumió que en materia de empleo “las ramas de actividad económica que han tenido el mejor desempeño” fueron servicios de enseñanza e investigación, edificaciones y obras de ingeniería, equipos de transportación, y tiendas de autoservicio y departamentales.
Javier Lozano se vio en la penosa necesidad de abandonar momentáneamente su apasionada labor, por la que le pagan muy bien los mexicanos (la de twittero, por lo que resulta obvio que no le alcanza el tiempo para atender lo relacionado con la Secretaría del Trabajo), y se aventó con lo siguiente: “ya con este casi medio millón de nuevos empleos al mes de agosto que se registran en el IMSS, en lo que va de la presente administración se han creado un millón 529 mil 430 empleos netos. Ya descontamos los que se perdieron durante la crisis global, la crisis sanitaria, en fin, todas las pérdidas que habido en estos más de cuatro años y medio de gobierno; tenemos un millón 529 mil 430, lo que significa un aumento del 11.3 por ciento respecto de diciembre del 2006”.
Pues resulta que no, que ni siquiera la cifra oficial coincide con la de siempre tramposo gallito desplumado. La estadística del IMSS (la misma que Lozano dice utilizar) documenta el registro de un millón 207 mil 493 empleos a lo largo del calderonato, casi 322 mil menos que los presumidos por el susodicho. De cualquier suerte, a estas alturas dicho registro (de acuerdo con el “compromiso” del “presidente del empleo”) debería rondar los 20 millones de trabajadores. Así, por más vueltas que al tema le dé la tercia de tristes tigres, por más flores que le ponga, por más shows que arme en la tele, la política laboral del calderonato –léase la estancia de Javier Lozano por la Secretaría del Trabajo– ha sido un rotundo fracaso, lo que sería problema del twittero con beca, de no ser porque entre las patas se ha llevado a millones de mexicanos.
Entre las “cifras históricas” reales del destroyer Javier Lozano durante su estancia en la STPS (donde sólo se dedica al Twitter, dados los resultados) se registran las siguientes: la tasa oficial de desocupación paso de 3.58 el 1º de diciembre de 2006 a 5.62 por ciento el 31 de julio de 2011 (estadística más reciente), lo que es igual a 60 por ciento de incremento; en igual periodo, el número de desocupados se incrementó casi 70 por ciento, al pasar de 1.6 a 2.7 millones; para el mismo lapso, el número de mexicanos en la informalidad aumentó de 11.2 a 13.4 millones, igual a un crecimiento de 20 por ciento, mientras la tasa de empleo informal avanzó 26.6 por ciento.
De igual forma y en el mismo periodo de comparación, el crecimiento del empleo formal en el país (con registro en el IMSS) ha sido de apenas 8.7 por ciento en términos generales (menos de la mitad respecto del empleo informal). Sin embargo, en el desglose se encuentra lo siguiente: el empleo formal permanente sólo se incrementó 6.4 por ciento, mientras el formal eventual se incrementó 26.6 por ciento; es decir, una diferencia de 4.15 tantos; muchos mexicanos laboran tres meses y retornan a la desocupación, en espera de otra chamba eventual, con ingreso menor a la anterior.
Para redondear el panorama, mientras el tramposo Javier Lozano perdía el tiempo en Twitter, promovía pleitos de cantina por doquier, se defendía del chino de los millones de dólares (aquel de “copelas o cuello”), intentaba destrozar al sindicato minero y servía a los patrones del ramo, destrozaba el contrato colectivo de Mexicana de Aviación, besaba los zapatos del inquilino de Los Pinos y, en fin, grillaba para alcanzar la candidatura blanquiazul y/o colarse con el designado por Calderón, cada día de su estancia en la Secretaría del Trabajo al desempleo abierto se sumaban 643 mexicanos (universitarios 73 de cada cien) y mil 403 al sector informal de la economía. Y éstas sí son cifras históricas reales.
Las rebanadas del pastel
Si de shows se trata, ya viene el del paquete económico 2012. El próximo jueves de nueva cuenta se placeará el candidato Ernesto Cordero para presumir los acostumbrados “logros” inexistentes.
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