México requiere urgentemente de nuevos guías que conozcan en carne propia, las carencias y necesidades de las clases más desprotegidas. ¿Será Esparza el próximo líder social de México? Eso sólo depende de él
29 febrero 2012 | Carlos Javier González | El Financiero
El anuncio sobre el reinicio de las actividades de Mexicana de Aviación tiene una gran trascendencia, más allá del hecho de la reactivación de los vuelos de esa empresa. Queda evidenciado que los movimientos obreristas nacionalistas en nuestro país, ni están pasados de moda ni mucho menos se encuentran condenados al fracaso y que, en la medida en que tengan una base social legítima, son capaces de influir en decisiones de gobierno en beneficio del empleo y del desarrollo social.
En México, desde mediados de los años ochenta, se dejó de contar con una política de desarrollo industrial y empresarial nacional, tal vez producto del Consenso de Washington, que imponía una política uniforme a nivel global desprovista de carácter nacionalista.
En México, desde mediados de los años ochenta, se dejó de contar con una política de desarrollo industrial y empresarial nacional, tal vez producto del Consenso de Washington, que imponía una política uniforme a nivel global desprovista de carácter nacionalista.
En este periodo desaparecieron muchas empresas nacionales mexicanas, tanto públicas como privadas, que por diversas circunstancias se vieron en la necesidad de cerrar sin contar con apoyo alguno de parte de las autoridades.
Es por ello que luchas como las de los trabajadores de Mexicana deben de ser analizadas -sin filias ni fobias- en un contexto en que la necesidad de empleos es cada vez más apremiante, y en el que las políticas neoliberales han probado su fracaso para el establecimiento de un modelo de desarrollo social más equitativo, al tiempo que fomente la productividad y el empleo.
Un caso paradigmático de una lucha sindical que no parece desinflarse con el paso del tiempo, es el del Sindicato Mexicano de Electricistas.
Este sindicato, combativo desde los tiempos en que la Compañía de Luz y Fuerza existía, no parece haber cambiado su esencia y, contrariamente a lo que podría pensarse, después de un poco más de dos años de lucha, sigue vigente y con un número de simpatizantes y seguidores que no disminuye.
A pesar de lo desaseado del procedimiento con que se inició el cierre de Luz y Fuerza, con una evidente intención de desaparecer al SME y a su liderazgo, hoy queda demostrado que el SME sigue actuando y es un factor real de poder, y su líder Martín Esparza cuenta con la legitimidad moral para dirigirlo y también ha ganado en reiteradas ocasiones las peleas en el ámbito jurídico, que le dan hoy el liderazgo legal de ese movimiento.
El número de trabajadores en la "resistencia" se mantiene y se fortalece. Y este fortalecimiento del SME se debe, en gran medida, a la torpe operación política de parte del gobierno federal que, a partir del inicio del proceso de cierre, no tuvo un buen manejo político que pudiera satisfacer las demandas de todos los integrantes de SME, sino que, por el contrario, se limitó a hacer su propuesta de liquidación dando ultimatums para su aceptación.
Lo que no previeron ni Lozano ni Calderón, fue el factor de legitimidad social y de apoyo al liderazgo de Esparza, por quien un enorme número de trabajadores -más de 16 mil-, más su círculo de influencia, siguen teniendo una gran simpatía y confianza. Y no es para menos, el movimiento sindical de Esparza no se ha quedado en la salida fácil de transar ideas por dinero o posiciones políticas, sino que, por el contrario, ha sabido dar resultados puntuales a sus agremiados. De otro modo, no se entendería su permanencia.
El contar con una base social firme, hace que los movimientos sean objeto del deseo de partidos y actores políticos, que presionan por los apoyos sin interés de establecer compromisos. Sin embargo, la definición de apoyo de un movimiento social a favor o en contra de tal o cual partido, no debe darse en función de los intereses de los líderes políticos, sino más bien en función de los beneficios esperados para los agremiados.
Esto es algo que Martín Esparza ha sabido hacer de manera muy efectiva y los resultados están a la vista, convirtiendo al SME en un factor de influencia indiscutible.
Una de las frases de los integrantes del SME, que reza: "Martín Esparza, tu gente no se cansa" -que pareciera ser armada-, en realidad encierra un gran significado y es el reconocimiento espontáneo a un liderazgo que ha sabido sortear todo tipo de vicisitudes ante los embates -legales e ilegales- de un gobierno en extinción.
Esparza cuenta con credenciales, trayectoria y base social propia, factores que, si es capaz de enriquecer con un programa de apoyo a la industria nacional y a los movimientos obreros, pueden transformarlo de líder sindical en auténtico líder social nacionalista.
México requiere urgentemente de nuevos guías que conozcan en carne propia, las carencias y necesidades de las clases más desprotegidas. ¿Será Esparza el próximo líder social de México? Eso sólo depende de él.
Fuente: El Financiero
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