lunes, 26 de agosto de 2013

A LOS MINISTROS DE LA SCJN Y AL PRI LES ESTORBA LA HISTORIA.

Los 5 ministros de la segunda sala de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) negaron el amparo al Sindicato Mexicano de Electricistas (SME), al considerar que el Ejecutivo Federal no es patrón sustituto del organismo descentralizado Luz y Fuerza del Centro (LFC), pero olvidaron, antes destruir todo el legajo histórico de la situación jurídica de la Industria Eléctrica en México. Pero lo más importante, olvidaron destruir también, a los trabajadores electricistas, testigos y actores de más de 100 años de historia de la industria en México.
“La industria eléctrica en México empezó hace más de 100 años. Con la industria surgió, también, la organización de los trabajadores del sector. 
En 1895, la Mexican Light and Power obtuvo una concesión de los recursos hidráulicos del río Necaxa para generar electricidad que distribuía a varios puntos del país: Puebla, Hidalgo, México y Michoacán, dando lugar al primer sistema regional interconectado del país. Le siguieron la Compañía Eléctrica de Chapala y la Compañía Eléctrica de Morelia. 
La industria eléctrica fue creada alrededor de las zonas mineras y textiles. En 1903 se inició la construcción de la hidroeléctrica Necaxa, cuya concesión obtuvo la Mexican Light and Power. Para 1906, estaba terminada utilizando las aguas de los ríos Tenango, Necaxa y Catepuxtla. 
La Mexican Light and Power consolidaba su poder al adquirir las empresas competidoras como la Compañía Mexicana de Gas y Luz Eléctrica, la Compañía Mexicana de Electricidad y la Compañía Explotadora de las Fuerzas Hidráulicas de San Ildefonso.” 2007 energía 7 (83) 24, FTE de México
“A inicios del siglo XX la energía estaba prácticamente en manos de 3 empresas privadas extranjeras: The Mexican Ligth and Power Company, The American and Foreign Power Company y la Compañía Eléctrica de Chapala, quienes adquirieron las concesiones e instalaciones de la mayor parte de las pequeñas empresas extendiendo su poder y sus redes de distribución, y creando un monopolio que duró 20 años. Y parece que no aprendemos de la historia, ni del sentido común. Esto volverá a pasar de continuar con la apertura a las inversiones de las grandes empresas transnacionales en México. Esto sucede en cualquier rama de la economía, los peces grandes se tragan a los chicos.


Pero es hasta diciembre de 1933, cuando el Presidente substituto, el General Abelardo L. Rodríguez, envía al Congreso de la Unión la iniciativa que decreta la creación de la Comisión Federal de Electricidad (CFE), considerándose por primera vez a la electricidad como una actividad de utilidad pública y que, 70 años después, pretende regresar como actividad y utilidad privada. Sin embargo, la presión de las empresas transnacionales por mantener el monopolio fue tan fuerte que lograron posponer por cuatro años más, hasta 1937, la inauguración e inicio de operaciones de la CFE. Esto fue gracias al nuevo Presidente de la República, al General Lázaro Cárdenas del Río. Es curioso que los generales del ejército aquél que ayer nos dio patria y soberanía, rescatando los recursos estratégicos en manos de las empresas transnacionales extranjeras, y entregándolas a manos del pueblo mexicano, son ahora los que garantizan las inversiones de aquellos que ahora regresan por todo, son quienes en América Latina y el Caribe persiguen y matan indios, desplazan comunidades enteras y crean un ambiente de terror para que la Shell, Texaco, MobilOil, Unión Fenosa, EDF, AES y otras empresas energéticas más poderosas del mundo, sigan saqueando el Continente.” La Energía Eléctrica: Historia y Radiografía del Patrimonio Soberano de la Nación Gustavo Castro Soto-27 febrero 2002- Num. 279
El primer cambio jurídico que se dio en la Industria Eléctrica fue entre empresas particulares, pero a partir de 1933 con la creación de la Comisión Federal de Electricidad (CFE), el patrón de los trabajadores electricistas, paso de manos particulares a manos del Gobierno Federal. Así hasta el año de 1960.
“El 27 de septiembre de 1960, el Presidente Adolfo López Mateos nacionaliza la industria eléctrica comprando con fondos públicos y deuda externa los bienes e instalaciones de las empresas transnacionales. El gobierno adquirió en 52 millones de dólares, el 90% de las acciones de la canadiense The American Light and Power Company y se comprometió con ellas a pagar los pasivos (deudas) de esas empresas que ascendían a 78 millones de dólares. Por 70 millones de dólares obtuvo las acciones de la estadounidense American and Foreign Power Company. Sin embargo, el gobierno los comprometió a invertir ese dinero en México para evitar que todos esos dólares salieran del país. Al adquirir la Mexican Ligth and Power and Company, la nación mexicana adquirió 19 plantas generadoras que servían al Distrito Federal y a los estados de Puebla, México, Michoacán, Morelos e Hidalgo; 16 plantas hidráulicas y 3 térmicas; 137 km. de línea de transmisión de doble circuito trifásico en el sistema de 220 KW; dos subestaciones transformadoras de cerro Gordo, México y El Salto, Puebla; 38 subestaciones receptoras conectadas a la red de transmisión de 85 y 60 KV; gran número de bancos de transformadores; 4,500 km. de líneas primarias de distribución de 6 KV; 11 mil transformadores de distribución con capacidad de 670 mil KVA; y 6,800 km. de líneas de baja tensión. Entre las plantas hidroeléctricas se obtuvieron: Necaxa, Patla, Tezcapa, Lerma, Villada, Fernández Leal, Tlilán, Juandó, Cañada, Alameda, Las Fuentes, Temascaltepec, Zictepec, Zepayautla y San Simón. Entre las plantas termoeléctricas: Nonoalco, Tacubaya y Lechería. Además la nación recibió el edificio situado en la esquina de Melchor Ocampo y Marina Nacional de la Ciudad de México y todos los inmuebles y muebles de las estaciones y plantas termoeléctricas e hidroeléctricas, así como equipos y materiales de oficina. Con el dinero del pueblo, se pagó todo esto.
Luego el gobierno garantizó legalmente este recurso de la Nación añadiendo el párrafo sexto del artículo 27 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos que dice lo siguiente: "Corresponde exclusivamente a la Nación generar, conducir, transformar, distribuir y abastecer energía eléctrica que tenga por objeto la prestación de servicio público. En esta materia no se otorgarán concesiones a los particulares, y la Nación aprovechará los bienes y recursos naturales que se requieran para dichos fines". Esta es la "traba no arancelaria" que el gobierno de Fox pretende eliminar para legalizar lo que ya se está haciendo de manera ilegal y anticonstitucional, ya que desde hace tres años, por la vía de los hechos, la CFE entrega la producción y distribución de la energía eléctrica a las principales empresas transnacionales de Canadá, Estados Unidos, Francia, Japón, Alemania y España, entre otros.” La Energía Eléctrica: Historia y Radiografía del Patrimonio Soberano de la Nación Gustavo Castro Soto-27 febrero 2002- Num. 279
Es a partir de este año (1960) que casi la totalidad de la propiedad de la Industria Eléctrica pasa de manos de propietarios particulares a manos del Estado Mexicano. El resto de la propiedad significaban pequeñas acciones (comunes y preferentes) en manos de accionistas particulares de la Mexican Ligth and Power and Company, acciones que fueron liquidadas en el año de 1994 con la creación del Organismo descrentralizado llamado Luz y Fuerza.
Desde el inicio de la Industria Electica en México hasta el año de 1994 los trabajadores electricistas del SME tuvimos 3 sustitutos de patrón: De ser trabajadores al servicio de un patrón particular hasta el año de 1960, a ser trabajadores al servicio del Estado con la Nacionalización de la Industria; En el año de 1963 se crea Compañía de Luz y Fuerza del Centro, S.A. (LyFC) empresa de participación mayoritaria del Estado, para el año de 1974 se autoriza LyFC la disolución y liquidación de las acciones en manos de particulares (en este inter nuestro patrón sustituto fue CFE) hasta el año de 1994 donde se crea el organismo Luz y Fuerza.
Esta parte de la historia de la Industria Eléctrica en México, los 5 ministros de la Suprema Corte de Justicia y el mismo Partido Revolucionario Institucional (PRI) quisieran que olvidáramos; pero es imposible, vivirán en la memoria de los Mexicanos y sobretodo en los electricistas del SME.

Jorge Alberto Martínez López.

FUENTE

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