lunes, 18 de octubre de 2010

La huelga arrecia pero no doblega al gobierno Francés

La protesta contra la ley nacional de pensiones cierra una de cada diez gasolineras y perturba el tráfico por carretera, aéreo y ferroviario.

Francia vivió ayer una nueva jornada de huelga y manifestaciones nacionales, que podría ser determinante para el futuro de la protesta contra la reforma del sistema nacional de pensiones. El momento culminante se vivirá el jueves, cuando el Senado vote el proyecto de ley que establece el paso de los 60 a los 62 años como edad para la jubilación. Mientras tanto, el fantasma del desabastecimiento de carburante pesa de manera inexorable, tras sumarse los camioneros a los bloqueos de refinerías, gasolineras, zonas industriales y la periferia de las grandes ciudades.
Las doce refinerías nacionales están en huelga desde hace una semana. Pero el Gobierno consigue hacerlas funcionar, parcialmente, con personal casi «militarizado». Los sindicatos anunciaron prematuramente que los aeropuertos parisinos se quedarían sin queroseno, pero se logra abastecer a los aviones repostando «carga doble» en el extranjero.
En Francia hay unas 12.500 gasolineras. Entre 1.500 y 2.000 tienen problemas de abastecimiento, precipitados por la inquietud de las colas de automovilistas que han preferido tomar precauciones. El Gobierno asegura que no habrá penuria. Los sindicatos afirman que la crisis va para largo.
Aeropuertos y estaciones de ferrocarril son víctimas de atascos y huelgas paralelas. La jornada de hoy será particularmente dura. Son de prever retrasos importantes y anulaciones de decenas de vuelos, nacionales e internacionales. Mientras tanto, la red nacional de ferrocarriles ha funcionado de manera irregular. Ayer solo habría circulado la mitad de los trenes. Hoy pudiera ocurrir otro tanto.
En París, los llamamientos a las huelgas indefinidas no han tenido éxito en los transportes públicos, que funcionan normalmente desde hace días, aunque hoy volverán a sufrir trastornos imprevisibles. Otro tanto ocurre en provincias, donde algunas grandes capitales son víctimas de huelgas paralelas. En Marsella, hace días que no se recogen las basuras. Y se ha formado un comité de pequeños empresarios dispuestos a asegurar ellos mismos ese servicio municipal. La entrada en huelga de varios sindicatos de camioneros, desde ayer, ha complicado todos los conflictos locales. Varias ciudades, centros comerciales y zonas industriales sufrieron bloqueos de diversa naturaleza.
Los estudiantes, por libre
Por su parte, el movimiento de la protesta de los estudiantes de bachillerato tiene su dinámica propia, que ayer tomó caracteres inflamables. En París y su área de influencia, en Lyon y otras ciudades, se produjeron disturbios violentos. En Nanterre, en la periferia oeste de la capital, estudiantes de bachillerato y fuerzas del orden se enfrentaron con cierta violencia. La «batalla campal» terminó con varios automóviles ardiendo y doscientas detenciones de estudiantes.
El movimiento estudiantil contra la reforma del sistema nacional de pensiones tiene unas características particulares Solo participan estudiantes de bachillerato, que han bloqueado unos 500 de los 4.300 institutos de enseñanza, en toda Francia. Sin embargo, los estudiantes no participan en las manifestaciones, hasta ahora.
Ante estos campos de minas, en toda la geografía nacional, el Gobierno de Nicolas Sarkozy reacciona con aparente calma y determinación.
Las fuerzas antidisturbios —CRS—disolvieron ayer numerosas manifestaciones de estudiantes, sin incidentes de gravedad. Las mismas fuerzas antidisturbios rompieron el bloqueo en bastantes zonas comerciales e industriales, sin problemas importantes, más allá de algunas fotos espectaculares.
François Fillon, primer ministro, y sus titulares de Economía y Trabajo insisten en que la reforma sigue su curso parlamentario y debería ser aprobada el próximo jueves, antes de ser ratificada definitivamente a finales de mes. Por su parte, Brice Hortefeux, ministro de Interior, activó ayer la célula interministerial de crisis (Cogic), que estaba «durmiente» desde el verano de 2003, cuando una imprevisible ola de calor se cobró más de 3.000 muertos en toda Francia.
Ante esta escalada global, los sindicatos esperan hoy una gran movilización nacional, y anuncian de nuevo la «total parálisis» de Francia. Las últimas jornadas de protesta se habían «estancado» entre los 3 millones y los 800.000 manifestantes, según los diferentes cómputos. La movilización de hoy podría tener gran importancia para el desarrollo de la crisis.
El futuro de la protesta
Los sindicatos se reunirán el jueves para anunciar su decisión sobre la posibilidad de prolongar indefinidamente las protestas. Cuatro de las ocho centrales —CGT, FSU, «Solidaires» y CFTC— desean mantenerlas.
La decisión que tomen los sindicatos y la respuesta de Nicolas Sarkozy también han comenzado a tener una cierta dimensión económica y monetaria internacional. Los analistas financieros estiman, muy mayoritariamente, que el presidente francés está «obligado a no ceder» por esta razón, simple y brutal: «Si Sarkozy se bajase los pantalones y cediese ante la presión de la calle, el bono francés y la calidad de la deuda nacional caerían en picado. Automáticamente, Francia tendría que pagar mucho más caro el dinero que necesita en los mercados internacionales, y Sarkozy terminaría siendo víctima de sus concesiones ante los sindicatos».