miércoles, 27 de noviembre de 2013

De gallegos y charros / Va Pemex al “rescate” / México puede esperar

México SA
Carlos Fernández-Vega
"Es una lástima que Petróleos Mexicanos no tiene recursos para invertir”, como sostienen los secretarios de Hacienda y de Energía, y el propio director general de la paraestatal, Emilio Lozoya. Lástima, porque de tenerlos Pemex podría rescatar no una sino muchísimas empresas españolas en problemas financieros y así ayudar a la reactivación económica de España, como ayer lo hizo con los astilleros gallegos Hijos de J. Barreras.
Juan Camilo Mouriño, el querubín de Felipe Caderón, estaría más que feliz si pudiera constatar que a pesar del cambio de careta gubernamental (de blanquiazul a tricolor) finalmente se concretó el negocio por él amarrado con sus paisanos en julio de 2007, cuando despachaba como jefe de la Oficina de la Presidencia. Su padre, Carlos Mouriño Atanes, un gallego de Vigo dueño del Grupo Energético del Sureste, entre otras cosas, se frotó las manos: negocio en puerta.

Qué bueno, pues, que el gobierno que prometió “mover a México” en realidad decidió “mover a España” y así “contribuir” a reactivar la economía de aquel país, pues la mexicana no sólo está en Jauja sino que reporta espléndidos resultados en este 2013, arranque del sexenio peñanietista.

De acuerdo con la versión oficial (Hacienda, Energía y Pemex), la paraestatal no tiene dinero para construir la refinería Bicentenario (anunciada por Calderón en marzo de 2008, un año después de que Mouriño amarrara su negocio gallego), o como recientemente lo detalló Emilio Lozoya, director general de Petróleos Mexicanos, “no tenemos recursos suficientes” y “se requiere mayor capacidad de inversión”.

No hay dinero, pues, para construir una refinería que atemperaría la creciente dependencia externa en materia de petrolíferos y contribuiría a la generación de empleo para los mexicanos. No hay dinero para las urgencias nacionales, pero resulta que sí lo hay, y sobradamente, para rescatar financieramente a una empresa gallega, generar empleo en Galicia y contribuir a reactivar la economía española que está en el suelo, no muy alejada de la nuestra.

En días recientes, el gobierno federal y los legisladores tuvieron la cortesía de incrementar sustancialmente los impuestos a los mexicanos (se supone que unos pagarán más que otros, pero al final de cuentas todos pagarán más), porque, dijeron, los recursos públicos “resultan insuficientes” para atender las crecientes necesidades de los habitantes de este país. Duro y a la cabeza la dupla pegó fiscalmente, pero resulta que parte del dinero producto de la “necesaria reforma fiscal” se destinará no a las prioridades internas, sino al “rescate” y saneamiento financiero de los astilleros gallegos Hijos de J. Barreras, como si esto último se tratara de un asunto de seguridad nacional.

El 18 de julio de 2007, el rotativo español La Voz de Galicia dio cuenta de que (sic) “el jefe de la Oficina del Presidente, Juan Camilo Mouriño Terrazo, hijo del actual presidente del Celta, Carlos Mouriño, contactó la pasada semana en Vigo con empresarios del sector para valorar el inicio negociaciones a corto plazo. Mouriño Terrazo declaró que su gobierno está ‘muy interesado’ en el establecimiento de acuerdos con el sector naval gallego, situado entre los mejores del mundo. ‘Queremos encargar nuestros barcos en Galicia, pero también que inversores gallegos puedan entrar en México para ayudarnos a desarrollar este sector’, dijo tras reconocer que la construcción naval ha sido ‘maltratada’ en México”.

Pues bien, poco más de cinco años después de lo que amarró Mouriño (hijo de gallegos nacido en Madrid), Pemex concretó el negocio del querubín, e hizo público que “PMI, filial de Petróleos Mexicanos, firmó hoy el contrato de inversión para la compra de 51 por ciento de la tenencia accionaria del astillero español Hijos de J. Barreras, SA (Astillero Barreras). La firma de este contrato es un esfuerzo conjunto encaminado a la reactivación de la industria naval en España, lo que permitirá además desarrollar capacidades en el mediano plazo para la construcción de buques especializados en México, capitalizando así el desarrollo tecnológico del sector naval gallego en la industria petrolera, entre otras… PMI participa, junto con Astillero Barreras y el astillero público Navantia, en la licitación pública internacional convocada por Pemex Exploración y Producción para la contratación de los servicios de alimentación y hotelería con el apoyo de dos floteles”.

Otro que debe estar muy contento es el ex director de Pemex, Juan José Suárez Coppel, quien como titular de esa posición, y por encargo de Felipe Calderón, mantuvo el contacto y las pláticas iniciadas por Mouriño e hizo hasta lo imposible para que el negocio se concretara en el sexenio de “para vivir mejor”, algo que por lo demás no pudo hacer, pero que le dejó de encargo al gobierno entrante. Pero ahora, como parte del grupo de ex directivos de Petróleos Mexicanos que se dedica a cabildear a favor del capital privado, desde luego, la “modernización” de la industria petrolera (aún) mexicana, fácilmente podrá cobrar dividendos con los gallegos por la labor cumplida.

En su edición digital, La Voz de Galicia destacó que “el presidente del comité de empresa, Sergio Gálvez (UGT) ha valorado como ‘muy positiva’ la operación, porque la llegada de Pemex a Barreras supone, a su juicio, ‘no sólo que se cubre la totalidad del capital, sino que implica continuidad, estabilidad y carga de trabajo’. Los trabajadores tienen ‘grandes expectativas’ en que el astillero recupere la actividad con la entrada de un socio ‘fuerte’, que ‘mueve un gran conglomerado de empresas y armadores. Te ayuda a ponerte en el mercado, en un momento en que hay dificultades de financiación y problemas con el tax lease’, ha añadido”.

El propio Calderón debe de estar muy contento: el negocio de Juan Camilo prosperó. Él murió, pero el business no. Feliz, también, Carlos Mouriño Atanes, el padre del querubín, Juan José Suárez Coppel, el agente colocador, y los demás socios. Entonces, mexicanos pagadores, no se retrasen en sus obligaciones tributarias y sean solidarios, porque muchas otras empresas españolas esperan ser “rescatadas” por el gobierno de Peña Nieto. Las urgencias gallegas y la economía española son prioritarias, entiéndalo. Total, la Bicentenario y demás urgencias mexicanas puede mantenerse en lista de espera. Y no es chiste de gallegos.

Las rebanadas del pastel

Mi agradecimiento a los maestros y alumnos de la Unidad Profesional Interdisciplinaria de Ingeniería y Ciencias Sociales y Administrativas (UPIICSA) del Instituto Politécnico Nacional por su recibimiento y cortesía. Un abrazo.

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