miércoles, 7 de marzo de 2012

Sergio Sarmiento, Jaque Mate: El perro andaluz


05 de marzo de 2012

SERGIO SARMIENTO noticias terra
"Gracias, Comisión Federal de Electricidad".

Alimentos Poblanos S.A. de C.V.

Yo era adolescente cuando obligué a mi padre a llevarme al Mesón del Perro Andaluz en la Zona Rosa. Establecido en 1968, ahí se reunían los intelectuales que estaban transformando la vida cultural de la Ciudad de México. Carlos Fuentes, Juan José Arreola, José Luis Cuevas, Juan Ibáñez, Emilio García Riera y muchos más tomaban expresso y discutían de cine, literatura y política. El propio Luis Buñuel, cuya cinta El perro andaluz le dio nombre al café, acudía ocasionalmente.

Mi padre, malagueño afincado en México desde los 14 años, se escandalizó de que una taza de café pudiera costar 5 pesos. Yo, que leía ávidamente las obras de Sartre y Camus, Fuentes y Arreola, y que devoraba las crónicas cinematográficas de García Riera, me imaginé parte de una vida de pensamiento. Creo que esa fue la primera vez que le dije a mi padre que quería estudiar filosofía... y él me respondió que seguramente moriría de hambre.

En 1976, tras regresar a México después de años de penurias en el extranjero, alquilé un amplio, viejo y frío apartamento en la calle de Amsterdam en la colonia Condesa. La Zona Rosa, que en los sesenta había sido elegante centro turístico, se había deteriorado. El ambulantaje, la basura y el abandono de las autoridades estaban asfixiando a la gallina de los huevos de oro.
Aun así, el Mesón del Perro Andaluz, en la estrecha calle de Copenhague, seguía teniendo vida. Ya no era un café sino un restaurante, y no tenía más el desfile cotidiano de luminarias intelectuales. Pero yo me acostumbré a comer en su terraza los sábados viendo a la gente pasar. En ese mesón se forjó con los años mi pequeña familia. Incluso mi padre nos acompañó muchas veces sin recordar su protesta inicial por el precio del café.

En el siglo XXI el Mesón del Perro Andaluz vivió muchos problemas. La Zona Rosa se volvió un lugar desagradable para quien no buscara el ambulantaje, el comercio del sexo o una dosis de droga. Una obra de remodelación mal ejecutada por el gobierno de la ciudad dejó Copenhague con las tripas abiertas durante más de un año. Los negocios fueron quebrando uno a uno. El propio Perro Andaluz cambió de nombre y menú en un intento por sobrevivir, pero al final regresó a su denominación original. Empezó el difícil proceso de recuperar su imagen. Incluso yo, que ahora vivo en la Zona Rosa, no había regresado a mi viejo refugio.

Mi padre murió este 1o. de marzo dejando un enorme hueco en mi corazón. Mi hijo Ángel se apresuró a regresar de Lima, Perú, y llegó el viernes por la tarde. Quería verme. En un café vecino a mi casa él compró un chocolate y yo una botella de agua. El lugar estaba lleno y salimos a caminar por la Zona Rosa, cuya vida nocturna se recupera. En Copenhague encontramos cerrado el Antiguo Mesón del Perro Andaluz.

Una carta abierta fechada el 22 de febrero y fijada a la entrada explicaba: "Esta empresa ha pagado y paga oportunamente el servicio de energía eléctrica. En el pasado mes nos mandaron un ajuste de $500,000.00 correspondiente a dos años. Al inconformarnos sugerimos que se hiciera un inventario de los equipos y la iluminación instalada que demostraría fehacientemente que el cargo era y es absolutamente inadecuado. La oficina donde nos inconformamos el 9 de febrero nos prometió respuesta en 10 días hábiles, pero el día 22 nos enviaron el corte de energía. Gracias, Comisión Federal de Electricidad. Gracias, gobierno federal. Están cumpliendo su cometido. Generar fuentes de desempleo".

La CFE ha conseguido lo que no pudieron 40 años de malas políticas públicas: cerrar el Mesón del Perro Andaluz. Los responsables de inventar cargos extravagantes en la CFE, y de aplicar la política de "Pague primero y averiguamos después", deben estar de fiesta.

EL COQUETO

La recaptura de El Coqueto, el violador y asesino serial, es una noticia que hay que celebrar. Los mexicanos no podemos seguir tolerando la impunidad.

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