La también llamada terciarización de los recursos humanos, es una amenaza mucho mayor para las pensiones que los periodos de minusvalías que casi de manera natural registran las inversiones, de las que no se salvan las relativas al retiro.
El Outsoorcing es una estrategia para abatir costos laborales, pero al hablar de este tipo de costos no nos referimos solamente al rubro de sueldos y salarios; de hecho, no son esos costos precisamente los que más quieren abatir los empresarios, sino aquellos derivados de la relación laboral y que las más de las veces forman parte del conjunto de beneficios ligados a la seguridad social.
En otras palabras, la estrategia del oufsouráng está encaminada a evitarse costos como cuotas al IMSS, pagos por antigüedad a los empleados, cuotas a la seguridad social (retiro y cesantía en edad avanzada), y la lejana posibilidad de compromisos ante organizaciones sindicales.
En este sentido, el llamado outsourcing permite al sector empresarial disminuir estos costos, pero daña a los trabajadores en su ingresos presente y más grave aún, en su ingreso futuro, ya que la mayoría de estos esquemas no contemplan apoyo para las aportaciones a las cuentas de retiro, salvo honrosas excepciones.
El esquema de terciarización de los recursos humanos se basa en la prestación de un servicio por parte de una empresa, para otra empresa; la primera ofrece el recurso humano y la segunda adquiere ese "producto", pero al final ni una ni otra se encargan de pagar los costos de la seguridad social; es decir, una empresa le paga a otra por la prestación de un servicio, ésta a su vez le paga al proveedor de ese mismo servicio, es decir, al trabajador, y nada más.
En este sentido, el outsourcing es una especie de subempleo; los trabajadores dejan de aportar a sus cuentas individuales y el daño es enorme porque entonces están condenados a una vejez con estrecheces económicas.
En estos tiempos de elevada oferta de mano de obra, el outsourcing fue desvirtuado y es una forma de evadir una responsabilidad social; los trabajadores generan riqueza para los accionistas y beneficios para la sociedad. Lo menos que puede hacerse es cumplir con la ley y la obligación de procurarles un futuro más viable.
Vea usted cómo, sin dejar de lado el terrible efecto de las minusvalías en los fondos de pensiones, es muy claro que existen factores que son mucho más dañinos para nuestro sistema que los efectos naturales de una actividad sin la cual daría lo mismo tener nuestro dinero en donde fuera, ya que finalmente valdría lo mismo; de hecho, está comprobado que las minusvalías pueden recuperarse en un plazo relativamente corto, pero la erosión que generan en nuestras cuentas individuales factores como el desempleo y el oufsoc/rc/ng, es mucho más tóxico y difícil de volver al punto de partida.
Fuente: El Financiero
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