jueves, 19 de agosto de 2010

Urge investigador de la UAP a recuperar los testimonios y las vivencias de Nuevo Necaxa

PAULA CARRIZOSA 


“Es lamentable la pérdida de los archivos que referían a la fundación de la hidroeléctrica de Nuevo Necaxa; por eso, antes de que nos gane el olvido, es necesario recuperar los testimonios y las vivencias de la población, ya que el tiempo es el peor enemigo del historiador”, refirió el investigador Javier Ortega Morel, quien durante 30 años se ha dedicado al estudio de la ingeniería de las presas, incluida la que funcionó en Puebla.
El investigador de la Universidad Autónoma del Estado de Hidalgo precisó, durante una entrevista, que es lamentable la desaparición del acervo que resguardaba la Unidad Regional de Culturas Populares e Indígenas de Puebla, puesto que “cuando se pierde un elemento que forma parte de la historia local, se daña la identidad del lugar, de la región y hasta de un pais.

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Javier Ortega, investigador de la UAP / Foto Abraham Paredes
“Es lamentable la pérdida de los archivos que referían a la fundación de la hidroeléctrica de Nuevo Necaxa; por eso, antes de que nos gane el olvido, es necesario recuperar los testimonios y las vivencias de la población, ya que el tiempo es el peor enemigo del historiador”, refirió el investigador Javier Ortega Morel, quien durante 30 años se ha dedicado al estudio de la ingeniería de las presas, incluida la que funcionó en Puebla.
El investigador de la Universidad Autónoma del Estado de Hidalgo precisó, durante una entrevista, que es lamentable la desaparición del acervo que resguardaba la Unidad Regional de Culturas Populares e Indígenas de Puebla, puesto que “cuando se pierde un elemento que forma parte de la historia local, se daña la identidad del lugar, de la región y hasta de un país”.
Explicó que como ingeniero de profesión tuvo la oportunidad de investigar sobre la ingeniería y la tecnología que se utilizaban en la hidroeléctrica poblana, la cual consideró como un ejemplo de la arquitectura que se hizo durante los últimos años del Porfiriato y cuyo impacto permitió la generalización del uso de la electricidad en el centro del país.  Además, resaltó que a nivel laboral los trabajadores de la empresa constituyeron el Sindicato Mexicano de Electricistas, una de las organizaciones más antiguas y combativas que se han dado en el país.
Recordó que el sistema hidroeléctrico de Nuevo Necaxa constituyó la solución a los problemas de abasto eléctrico en el centro del país hasta la década de los 50, y que era ahí donde se construían muchas de las refacciones que se necesitaban para su mantenimiento.
“La instalaciones son un ejemplo del patrimonio industria, es preciso que se conserven”, indicó Ortega Morel.
Por ello, ante la posibilidad de que el complejo arquitectónico se convierta en un parque ecoturístico, tal como informó la historiadora poblana Celina Peña Guzmán (La Jornada de Oriente, 9 de agosto de 2010), es necesario que el gobierno federal entienda que “el valor de la hidroeléctrica reside en que ilustra la manera en que los pobladores aprendieron a producir energía y en el que basaron su estilo de vida en torno a ello”, consideró el académico.
Aseguró que lo deseable, sería que los funcionarios distinguieran que en el país, son muchos los componentes históricos, culturales, económicos, sociales y educativos, que lo constituyen y le dan pluralidad, por lo que es muy necesario revalorar la importancia del patrimonio industrial pero en específico el de la hidroeléctrica.
Javier Ortega señaló que lo mejor seria el permitir el acceso al público, puesto que esa es una práctica común en diversas instalaciones eléctricas de Europa y de América del Norte, ya que eso permite al común de la gente conocer y valorar los sitios.
“Si se queda cerrado es como cuando se abandona una casa: se empolva, se deteriora y luego se olvida”, concluyó.